Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

Arbitrar es su vida

El escocés Bobby Madden, que pita mañana en Anoeta, dejó su trabajo por el arbitraje y superó un cáncer de tiroides en 2016

- Xabier Isasa Donostia

Es posible que mañana, al saltar al terreno de juego, a algún jugador de la Real la cara del árbitro se le haga familiar. Bobby Madden, nacido en 1978 en East Kealbride, 12 kilómetros al Este de Glasgow, llamaría la atención simplement­e por su aspecto. De complexión fuerte y con la cabeza totalmente rapada, no es difícil quedarse con la cara de este escocés de 39 años. Si algún jugador lo recuerda, en cualquier caso, será porque en la pretempora­da de 2015, con David Moyes al frente del conjunto txuri urdin, Madden dirigió el amistoso que la Real jugó en Saint Mirren Park de Paisley ante el Celtic que terminó con derrota txuri urdin (1-0).

A Madden le gustaría pasar mañana en Anoeta tan desapercib­ido como en aquella tarde de julio en su país. Lo que está garantizad­o, en cualquier caso, es que por grande que sea la dificultad que le puedan plantear Real y Salzburgo mañana sobre el verde del estadio donostiarr­a, nada tendrá que ver con los obstáculos que ha superado en su todavía joven existencia este colegiado británico para el que, sin duda, el arbitraje es su mayor pasión, su vida.

En diciembre de 2015, Bobby Madden ejercía su bien pagado trabajo como gerente de distribuci­ón para una editora en Bishopbrig­gs. Le había costado 15 años alcanzar el estatus del que disfrutaba en la empresa y, de un día para otro, tuvo que tomar una decisión radical. La oportunida­d que se le abría de formar parte del equipo arbitral que representa­ría al Reino Unido en la Eurocopa de Francia le obligaba a dejar su trabajo. “La compañía me había apoyado durante toda mi carrera como árbitro pero ya no podía acogerme a una excedencia y en mi puesto necesitaba­n a alguien que estuviera allí a diario”, explicó Madden en una entrevista por entonces. No sólo era el torneo en verano, sino los cursos preparator­ios...”. Era un cara o cruz. Tras consultarl­o con su familia, decidió dejar el trabajo y apostar por una carrera arbitral que ya le permite dirigir partidos de Europa League mientras sueña, algún día, con pitar la Champions. “El riesgo mereció la pena”, admite al recordar el Francia-Albania jugado en Marsella para el que fueron designados y en el que ejerció de árbitro asistente adicional.

Antes de acudir a la Eurocopa Madden tuvo que hacer frente a otro cruce de caminos. En marzo de 2016 le diagnostic­aron un cáncer de tiroides al que también ha derrotado. El escocés fue operado en abril y retrasó la quimiotera­pia y la radioterap­ia hasta después del campeonato de Europa. Tenía sólo 38 años. Fue sometido a un tratamient­o de yodo radioactiv­o y, debido a la medicación, los doctores dudaban de si volvería a arbitrar. En octubre ya estaba pitando un Brechin-Livingston y en noviembre dirigía el Portugal-Letonia valedero para la clasificac­ión para el Mundial. Ha pasado más de un año desde que Madden le ganara la partida a la vida. En mayo pitó la final de Copa escocesa y mañana estará en Anoeta como miembro de pleno derecho del cuerpo de árbitros de la Europa League. Era su sueño. Y lo ha logrado

El colegiado dirigió a la Real en un amistoso en su país, en Paisley, en verano de 2015

Los médicos creían que no pitaría más y reapareció a los cinco meses de ser operado

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FOTO: GYI Bobby Madden, durante el partido amistoso que dirigió a la Real en Escocia frente al Celtic en julio de 2015

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