Scariolo llama a un alero “muy donostiarra”
El seleccionador de España convoca a Darío Brizuela para preparar la segunda ‘ventana’ de la fase de clasificación para la Copa del Mundo
Su teléfono móvil se agazapa en el bolsillo, pero Darío Brizuela mantiene intacto su estado de alerta. Como si se imaginara que la noticia está al caer. De pronto, un mensaje de voz. Un buen amigo le anuncia en primicia que Sergio Scariolo le ha convocado para preparar la segunda ‘ventana’ de la fase de clasificación para la Copa del Mundo 2019. Será su debut con la selección absoluta española.
El alero que juega en Estudiantes es el primer donostiarra en la era contemporánea que alcanza la internacionalidad con España. “Es un orgullo romper esta barrera”, proclama a MD Brizuela mientras pone pie en tierra beasaindarra, donde ayer cenó con la familia. Celebraban la llamada de Scariolo, “muy especial”, expresa el guipuzcoano, tan ufano.
Brizuela se concentrará con la selección española el próximo lunes se concentrarán en Guadalajara. “La lista es el resultado de una continuidad, de coherencia con un grupo de jugadores en el que creemos y un trabajo que empezó hace casi un año y una primera ‘ventana’ muy exitosa en la que la imagen fue fantástica”, declaró Sergio Scariolo en un comunicado de la Federación Española de Baloncesto.
En honor a la verdad, no es el ‘roster’ preferencial del técnico de Brescia para las grandes citas, pero se abre un mundo nuevo para gente como Brizuela. “Lo veo como un escaparate, como una experiencia nueva y diferente a las que he vivido hasta ahora”, reflexiona. “No me han prometido minutos”, confiesa, lo que no quita para que “yo vaya a sumar y a jugar duro en los entrenamientos”.
Creció en el Easo
A Darío Brizuela le sorprendió la llamada de Scariolo. “No me lo esperaba”, manifiesta. “Creía que la absoluta me quedaba más lejos”, repite. Desde los tiempos más lustrosos del Askatuak, no había un internacional que fuera nativo de Donostia. Brizuela reacciona con melancolía. “El baloncesto nunca ha sido el deporte principal de la ciudad y esto tiene que ser una inspiración para que los chavales vean que se puede llegar lejos”, lanza, como si pregonara un discurso para levantar al pueblo de un letargo.
“Soy una persona feliz y muy donostiarra, como todos los donostiarras”, aclara Brizuela. Se crió para el baloncesto en el Easo, manantial generoso de muñecas y bandejas. Hace siete años viajó a Madrid para recalar en tierra sacrosanta de la canasta: el Ramiro de Maeztu, donde reside el Estudiantes. “Me debo enteramente a este club y quiero enfocar mi carrera a seguir aquí y a dar lo mejor de mí”, se sincera con discreción.
Algún día “sí que me gustaría jugar en el GBC, el equipo de mi ciudad”, dice Brizuela con la voz baja, sin querer que nadie se lo tome al pie de la letra. Tampoco lo descarta. Habrá que esperar para escuchar este mensaje de voz