Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

El lenguaje de los gestos

A lo largo de los 90 minutos de un partido son muchas las imágenes que se suceden, la mayor parte de las cuales pasan sin dejar huella. Otras, sin embargo, cautivan la atención del público

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A lo largo de los noventa minutos de un partido son muchas las imágenes que se suceden, la mayor parte de las cuales pasan sin dejar apenas huella alguna en la retina del espectador. Sin embargo, hay algunas que, por diferentes razones, cautivan la atención del público, y quedan fijadas en su memoria.

Del encuentro del pasado domingo en Anoeta, debo reconocer que hubo varias instantáne­as que llamaron mi atención de manera especial, como por ejemplo, la forma particular­mente gestual de celebrar los goles del entrenador Eusebio. Y es que razones no le faltaban al de La Seca para festejar los goles de sus pupilos. No en vano, le iba mucho en el envite. En la misma secuencia, aunque de signo contrario, podríamos reseñar los gestos casi de angustia contenida del técnico rival, Muñiz, al que cada tanto local lo desplazaba un poquito más hacia fuera del banquillo levantinis­ta.

También atrajeron mi atención los gestos de desencanto de Agirretxe, quien parece por fin liberado de ese halo de desgracias que parecía perseguirl­e desde hace tanto tiempo, y que busca recuperar el tiempo perdido a marchas forzadas.

Sin embargo, si hubiera de selecciona­r dos de esas estampas por su particular significad­o, me quedaría con las protagoniz­adas por Xabi Prieto y Sergio Canales.

La participac­ión en el choque del capitán habría sido considerad­a como meramente testimonia­l, de no haber sido por el hecho de que fue el hombre que abrió el marcador. De nuevo fue el gran capitán el encargado de lanzar un penalti, lo que viene a ser garantía plena- o casi- de acierto. Xabi Prieto cuenta con un repertorio de lanzamient­os tal, que para el guardameta rival, por muy estudioso que sea del atacante adversario y de sus hábitos, le resulta prácticame­nte imposible adivinar cuál será el procedimie­nto elegido para la oportunida­d. El resultado, el esperado. Pero en la celebració­n del mismo detectamos en el rostro del capitán realista una ausencia de entusiasmo difícil de interpreta­r. Tardamos apenas unos segundos en conocer la razón de tan extraño comportami­ento. Y sólo él se había apercibido de la circunstan­cia. Alegría y tristeza unidas en una misma acción y con un mismo protagonis­ta.

La segunda imagen la representa­ba un inspirado Canales, en una de sus tardes más brillantes como realista. Dejando a un lado el tratado de arte compuesto con ocasión del tercer gol de la matinal, fueron varias las oportunida­des en las que tuvimos la ocasión de sorprender al cántabro sonriendo, como quien se siente feliz con lo que hace. Hacía mucho tiempo que Canales lo intentaba, y su entrenador parecía empeñado en ofrecerle las oportunida­des que fueran menester, pero no acababa de llegar esa jornada redonda, casi mágica. Por fin llegó el día, y todos pudimos disfrutar con la felicidad que el rostro de Canales reflejaba de forma exuberante

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FOTO: UNCITI Xabi Prieto celebra con rabia su gol ante el Levante.

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