Un ‘Pichichi’ en el cielo

Qué pronto se nos ha ido Quini. Eso es lo primero que me viene a la cabeza en este momento amargo en que tengo que escribir unas líneas sobre un futbolista que empezó siendo un compañero y acabó siendo más que un gran amigo. Enrique, ‘el Brujo’, siempre fue un grande del fútbol que tuvo que luchar contra la adversidad. Y lo hizo con la sonrisa en los labios, con un carácter positivo que le ayudó a superar momentos durísimos. En lo deportivo, triunfó en el Sporting a fuerza de cabezazos y chuts que casi siempre acababan en gol. Pero el derecho de retención de la época le privó de ir a un grande en su juventud. Al final, por los servicios prestados y ya consagrado, le dejaron fichar por el Barça para cumplir el sueño de jugar en un ‘grande’, aunque él siempre decía que su Sporting también lo era. Vino y metió muchos goles, pero otra vez un duro golpe: lo nunca visto, un secuestro y un enorme sufrimiento suyo, de su familia, de sus amigos, de los culés y del mundo del fútbol. Hasta perdimos una Liga que teníamos encarrilada, con la cabeza fuera del campo por lo que pudiese pasarle a Quini. Lo que sufrió su amigo Alexanko, implicado como el que más en los intentos para que lo liberasen... Volvió tras su liberación y su carácter positivo le llevó a seguir metiendo goles. Y de nuevo la vida le golpeó con la trágica muerte de su hermano, el bueno de Jesús, gran portero y mejor persona que se ahogó intentando salvar a unos chavales en la playa. Después ‘el Brujo’ sufrió un cáncer muy duro. Y le llamábamos y siempre nos hacía alguna broma. Volvió a salir adelante. Recuerdo como si fuese ayer cuando me pedía que nos quedásemos a entrenar más. “Otro centro, Charly”, porque el gol era su obsesión. Se nos va un ‘Pichichi’, pero está en el cielo