Punto de sutura
El fútbol tiene estas cosas. El partido señalado como una montaña rusa, con dos equipos en cuyos partidos se habían marcado casi cuatro dianas de media, concluyó sin goles. Un mal menor para la Real que necesita una victoria, pero a la que le viene bien cortar una racha de cuatro derrotas consecutivas fuera de casa en Liga. No está para mucho más esta Real que sumó en Sevilla un punto de sutura, sin mayores buenas noticias en su encefalograma que su indiscutible voluntarismo y, por supuesto, que esta vez jugó con portero. Moyá confirmó que no había motivos para no alinearle pese a no haber entrenado con su nuevo equipo y, a expensas de analizarle con más muestras, su rendimiento sumó de forma incuestionable. Contribuyó sustancialmente a puntuar, evitando que el Betis marcara. El balear, a diferencia de Rulli, vivió el partido, lo jugó de forma concentrada e intensa y muchos de sus aciertos y ayudas vinieron dados de anticipar la jugada. En cuanto a lo primero, el voluntarismo, sujetó a la Real en un partido que jugó con el punto de precaución a la que le obliga su crisis, sin capacidad para desplegar juego, a lo que sumó una desorganización que no es nueva, lo que le llevó a ocupar en inferioridad muchos sectores del terreno de juego. Como consecuencia, defendió mal, por acumulación, facilitando los ataques de un Betis mucho menos dañino y eléctrico de lo que se anunciaba, y le costó atacar bien, desplegarse con gente y criterio porque muchas veces se precipitó. La Real, en cambio, acabó el partido más fuerte y mejor que su rival, que daba muchas facilidades, lo que llevó a pensar que hace no tanto los txuri urdin habrían ganado este partido. Ahora, a expensas de una hipotética recuperación, no están para mucho más