La nueva hornada española ilusiona con dos bronces
Ana Peleteiro y Saúl Ordóñez, terceros en triple y 800 de forma inesperada
España sacó petróleo de donde menos se esperaba. Todas las miradas de la jornada estaban puestas en Álvaro de Arriba y Óscar Husillos, pero surgieron dos ‘outsiders’ de la nueva hornada para dar las primeras medallas, ambas de bronce: Saúl Ordóñez (23 años) y Ana Peleteiro (22).
La gallega fue tercera después de realizar el mejor salto de su vida con 14,40 metros en el cuarto intento. “No venía de las primeras en el ranking y no esperaba hacer este resultado y con esta marca” reconoció. La medalla de oro fue para Yulimar Rojas, que defendió su título de campeona con un formidable vuelo de 14,63 metros.
Peleteiro empezó algo fría en los dos primeros saltos pero al tercero, decisivo para entrar en la mejora, voló a 14,18 metros para ubicarse tercera. Con la confianza al alza, Peleteiro sacó fuerzas en el cuarto intento para dejar a Iván Pedroso, su entrenador, eufórico de alegría con una marca de 14,40m. A partir de aquí, la concentración fue a menos y los dos siguientes saltos fueron nulos.
Después, Peleteiro recordó las dificultades que pasó desde que se proclamó campeona del mundo júnior en Barcelona 2012. “Ojalá no lo hubiese ganado nunca”, sentenció, “porque me presionó demasiado”. “Gracias a él (Pedroso) confío mucho más en mí” añadió refiriéndose al cubano, que a su vez valoró el éxito de la azulgrana como algo muy positivo: “Esta medalla la va a poner en otra dimensión” aseguró convencido.
Por su parte, el leonésSaúl Ordóñez sacó todo su descaro en la pista para llevarse un bronce que casi nadie esperaba en su estreno como internacional absoluto. Álvaro de Arriba, que partía a priori con más opciones, no pudo sobreponerse a un resfriado y se tuvo que conformar con una cuarta plaza final con 1’48”51.
La victoria fue para el experimentado polaco Adam Kszczot, que supo controlar bien el ritmo desde posiciones delanteras (1’47”47). Drew Windle sobrepasó en el último instante a Ordóñez para cruzar la meta en 1’47”99. A pesar de ser descalificado en un primer momento, el norteamericano regresó a su posición del podio una hora más tarde, un período durante el cual Ordóñez creyó ser poseedor de la plata.
“En el mediofondo hay que ser descarado”, explicó Ordóñez, para poner en valor su estrategia agresiva: “Acabé reventado pero en la gloria. Hay que jugársela, porque si estás bien de forma, y yo lo estoy, al final es difícil que te pasen tres tíos en la pista cubierta”. Su bronce fue el primero para España en un 800 del Mundial indoor desde la plata de Tomás de Teresa en 1991