Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

“ME QUEDA UN LARGO CAMINO AQUÍ”

- Ángel López / Ane Piñeiro

Mikel Oyarzabal (Eibar, 1997) celebra el próximo domingo ante el Espanyol en Cornellà su partido oficial número 100, con una particular­idad: es el segundo jugador más joven en toda la historia de la Real Sociedad en conseguirl­o, tras Antoine Griezmann. Y por sólo 10 días. Con menos de 21 años, el canterano se hace centenario y en MD relata sus impresione­s sobre tan señalada fecha. Llega a 100 partidos con 20 años y 10 meses, ¿con qué sensacione­s? A mí me ha tocado vivirlo todo muy deprisa. He llegado a esta cifra con 20 años. Han sido dos años muy bonitos, los he disfrutado y lo que espero es que sólo sea el principio. Es el segundo más joven en toda la historia realista en alcanzar los 100 partidos, más que López Ufarte o Bakero por ejemplo, sólo superado por Griezmann. ¿Cómo le suena? Sí, suena bien. Son datos que a vosotros os gusta sacar y estáis ahí para apuntarlo. Es bonito poder estar en esa lista y tan arriba. Espero que haya mucho más por delante. No es mal espejo en el que mirarse Antoine...

Desde luego, todos vemos el nivel que ha llegado a alcanzar en el Atlético, pero también hay que tener en cuenta lo que hizo aquí. Estuvo poco tiempo y decidió coger otro camino, pero hay que estar agradecido a todo lo que hizo. Yo espero estar mucho más tiempo aquí haciéndolo bien. Y hay otro que se llama Prieto, ¿le sirve como ejemplo? Claro. Desde mi primer día, el trato de la persona que más tiempo lleva aquí fue especial. Nos trata bien a todos y está para cualquier detalle. Es el capitán también dentro del vestuario y estoy muy agradecido a él. Sabemos que esto se va a acabar y hay que aprovechar el tiempo que queda con él. ¿Ve factible llegar a sus 530 partidos y a ese nivel?

Ojalá pueda llegar. Sería todo un sueño llegar a lo que ha llegado él en la Real, con buenas y malas experienci­as. El hecho de vivirlas te hace más fuerte y mejor jugador y persona. Yo estaría encantado. Su itinerario para llegar al primer equipo ha sido atípico porque su paso por el Sanse fue testimonia­l y no fue cedido, ¿cómo lo ha vivido? Yo he tenido la suerte de que me ha pasado todo muy deprisa. Fue un salto muy grande terminar la temporada en juveniles y hacer la pretempora­da con el primer equipo. Ahora me doy cuenta y espero no caerme. Los que pasan unos años en el Sanse quizá están más asentados. Pero me tocó así y lo aproveché. Hay que estar preparado para todo. Ni yo mismo me esperaba estar jugando la Copa de Juveniles, irme de vacaciones, volver a Zubieta a y a los tres días estar entrenando con el primer equipo. ¿Hay más sueños cumplidos o más sueños por cumplir?

Siempre hay más por cumplir. Pero venir a entrenar aquí todos los días en el club que quieres no tiene precio. A veces no lo apreciamos. Me siento un privilegia­do de venir aquí todos los días con la edad que tengo y el poco tiempo que llevo. ¿Se puede plantear uno una carrera entera en la Real? Es una pregunta difícil. Yo no tengo ningún motivo para irme de aquí, estoy aquí como en mi casa. Desde que llegué con 15 años, todo el mundo me ha tratado genial, me ha apoyado y ha estado dispuesto a todo, tanto para el fútbol como para cualquier otra cosa de la vida. Muchas veces eso prevalece. Tiene 20 años y ahora es Oyarzabal el que ayuda a los que suben, ¿se considera un joven veterano? El trabajo que se hace al otro lado de Zubieta está ahí y es muy bueno. Yo intento ayudar a los que suben, pero te digo como anécdota que en los rondos del entrenamie­nto el más joven va al medio y a mí todavía me toca ir al medio todos los días. Cuando salga del medio, ya tendré un poco más de veteranía. ¿Qué recuerdo guarda de aquel debut ante el Levante?

Si te soy sincero, tengo muy, muy pocos recuerdos. Sólo que, cuando estaba calentando en la banda y se dieron las circunstan­cias del partido adecuadas, me dijeron: ‘Hoy va a ser tu día’. Sólo con escucharlo, me puse nervioso, no sabía qué hacer. En el partido, casi no toque el balón, sólo corrí. Fue bonito porque estaban allí mis padres, pudieron viajar cuando se enteraron de que iba convocado a Valencia. Van a tener guardado para siempre que su hijo debutara en Primera con 18 años. ¿Su recuerdo es más nítido de su primer gol, precisamen­te en Cornellà? Me acuerdo de que, antes de jugar, un miembro del cuerpo técnico me dijo que era un buen escenario para que marcara mi primer gol, que me venía bien el partido para estrenarme. Fue un día redondo. Ganamos 0-5. ¿Ha habido momentos de bajón en estos 99 partidos?

No todo ha sido bonito. Pero lo bonito

resalta por encima de lo feo. El año pasado me costó meter gol y yo estaba un poco más nervioso, pero mis compañeros, los técnicos y la directiva me apoyaron mucho y me decían que iba a llegar. ¿Fue una descarga marcar en Balaídos, por el peso simbólico de aquel gol? Sí. Fue como la guinda al pastel. Había sido un año complicado para mí en ese aspecto y meter el gol del empate, que nos daba la clasificac­ión para Europa en ese momento, me llenó de satisfacci­ón. Toda la gente que estaba allí se alegró. Y como contrapres­tación, la eliminació­n de Salzburgo ante 2.000 hinchas, ¿cómo lo vivió? (Se emociona). Se nos pusieron los pelos de punta cuando salimos a calentar y vimos a toda esa gente allí. Te hace ilusión que se mueva tanta gente hasta allí por ti. No poder devolvérse­lo con la victoria nos dolió mucho. Las circunstan­cias del partido se pusieron en contra. Al final, quedó clara la frustració­n que teníamos los jugadores. Tenemos una deuda pendiente con ellos. Nos han apoyado siempre, sin una mala palabra y eso que los resultados no han sido buenos. Se lo debemos. ¿Ve algunas opciones de clasificar­se para Europa todavía?

Sí, pero sabemos que está difícil. Este año nos ha pesado el hecho de jugar entre semana Europa y no tener mucho descanso. Quedan 11 partidos y hay que sumar en todos los partidos. No sé si nos va a dar para llegar a Europa. Lo que hay que hacer es cada fin de semana dejar lo más alto posible el escudo que llevamos en el pecho. A veces le pone tanta intensidad en cada acción y ‘se mata’ tanto, que le falta frescura para definir, ¿qué aspecto de su juego cree que puede mejorar? Yo eso también lo veo desde fuera, pero dentro del campo no me puedo controlar. No puedo estar quieto y me obligo a hacer carreras largas y volver. Con 20 años, tengo muchísimas cosas por mejorar. Esto no ha hecho más que empezar. Espero que sea un largo camino en la Real. Aritz le dijo a Iñigo que lo que le tenía que decir se lo dijo a la cara, ¿usted le dijo algo? ¿Qué sintió? Creo que se malinterpr­etó lo que dijo Aritz. Muchos han interpreta­do que le dijo malas palabras con aquello de que lo que le tenía que decir se lo dijo a la cara. Y que hubo malas formas. Y es al contrario. Iñigo fue un referente para Aritz, le ayudó en todo momento. Aritz pudo compartir o no lo que hizo, pero sus palabras hacia él son de agradecimi­ento. Cada uno le dijo lo que le tenía que decir. Yo le di las gracias. Me ayudó, se hizo notar su carácter en el campo. Hasta que no lo conoces, te llega a asustar un poco, pero siempre estaba para ayudarte. Ese rol debemos cogerlo los demás. ¿Se ve con algunas opciones de jugar el Mundial?

No. Eso está muy lejos. Aparte del Mundial, hay un clasificat­orio para el Europeo Sub-21 y tengo más papeletas de ir ahí. Pero tampoco me quiero relajar porque hay muchos jugadores. ¿Cómo le gustaría celebrar los 100?

Con una victoria ante el Espanyol, que es lo que nos hace falta. En los últimos partidos, sobre todo los de casa, las sensacione­s han sido mejores y queremos continuar en esa línea

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 ?? FOTO: UNCITI ?? Mikel Oyarzabal muestra la deliciosa tarta de chocolate con el escudo de la Real y el número 100 que representa los partidos que alcanzará en la Real el domingo
FOTO: UNCITI Mikel Oyarzabal muestra la deliciosa tarta de chocolate con el escudo de la Real y el número 100 que representa los partidos que alcanzará en la Real el domingo

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