“Como en las mejores tardes”
Benjamín Aguirre, corredor de apuestas, afirma que “fue un acierto” programar el festival del domingo en el Atano
Con razón asimilaba una voz de Aspe nada más cerrarse el festival del domingo que fue una tarde “apoteósica”. El Atano III de Donostia, uno de los frontones más representativos de Euskal Herria, registró un lleno absoluto y el ambiente empatizaba con las grandes jornadas de pelota a mano: cada uno empujando a su favorito con todos los respetos al rival.
“¡Quedan dos a 20 euros!”, pregonaba un hombre en los aledaños, sujetando un par de entradas, mientras se disputaba el telonero. No le duraron mucho más. Apenas unos minutos. El estelar, con triunfo de Olaizola II-Imaz sobre Altuna III-Martija, respondió con creces y la cátedra “se divirtió mucho”, tal y como manifiesta para MD Benjamín Aguirre, uno de los ocho corredores de apuestas que trabajaba a destajo el domingo en el Atano III.
El segundo duelo de la primera jornada de las semifinales levantó expectación y el recinto donostiarra había sido programado por priEntonces, mera vez en este Campeonato. Se unían todos los requisitos para vivir “un día muy esperado”. Todo salió sobre ruedas, “como en las mejores tardes”.
Cuenta Benjamín Aguirre que “los habituales cumplieron” y rescata que “también hubo hueco para los rezagados de siempre”, aquellos que “te empiezan a pedir entradas cuando el festival está a punto de empezar”. Reconoce sin tapujos que “fue un acierto” por parte de las empresas llevar tan atractiva feria a la capital guipuzcoana. “Estos partidos son de categoría y hay que llevarlos a los frontones más emblemáticos”, opina Aguirre. “Lo difícil es dar con la tecla en los preliminares de los campeonatos, los partidos de pan y melón”.
Sin cambios hasta el 17-17
Altuna III y Martija partieron favoritos en las apuestas con momios de 100 a 70. Aguirre, uno de los corredores clásicos que sobrevive con impecable profesionalidad a los nuevos tiempos, aporta que “el dinero no cambió hasta el 17 iguales”.
se decantó colorado, hacia Aimar Olaizola y Ander Imaz.
“Se han vuelto conservadores”
No fue un festival excepcional desde el prisma lúdico: “Todas las jugadas que hubo fueron normales”, es decir, sin propiciar averías en los bolsillos. “Al principio no hubo mucha papeleta porque la gente estaba a la expectativa”, explica Benjamín. El ciclo de la vida no perdona en los frontones. “Las buenas entradas resisten gracias a la gente joven”, aclara con voz de sabiduría Benjamín Aguirre, reseñando el “cambio generacional” que se ha originado entre la cátedra. Ya no vislumbra a los puristas del juego que se dejaban un dineral. “El apostador se ha vuelto más conservador, ya no es como antes. La gente prefiere dejarse cantidades pequeñas”, reflexiona.
El tiempo pasa pero los corredores se mantienen firmes, al pie del cañón en las tablas de la contracancha. Jornadas como la del domingo le reconcilian a cualquier pilotazale con los días más sagrados: estelar de campanillas, los bolsillos inquietos y las apuestas sobrevolando las butacas de cancha. El mundo ideal para Benjamín Aguirre, un hombre feliz porque todo lo sucedido el domingo “es muy bueno” para la pelota. No hay tiempo para detenerse: se avecina otro lleno, el sábado en el Labrit. “Ya me están llamando para que consiga entradas”