Mou, en la picota
Hace apenas un año, el Celta bailó al United en la vuelta de las semifinales de la Europa League. Un error de bulto de Guidetti en el último minuto dio vida al cuadro inglés, que pasó a la final, ganó el título y certificó su presencia en la edición actual de la Champions. Aquel día la moneda cayó de cara, tan agraciado Mourinho que pudo esconder sus defectos con una capa de pintura. El Sevilla, sin embargo, desconchó este año al United en Old Trafford y retrató al técnico portugués, falto de autocrítica, cuestionado por los medios ingleses: “Eliminados de forma humillante”, resaltó el Mirror. En esa línea se mostró la BBC, que definió al United como un equipo “lamentable, justamente vencido por el Sevilla”.
Sin opciones en la Premier y superado contra pronóstico en Europa, el preparador de los diablos rojos ha perdido crédito, tanto para la hinchada como para sus pupilos, que parecen cada vez menos convencidos del discurso y del juego, rudimentario en los días clave. Poco importa haber perdido solo dos partidos en Old Trafford si uno sirvió para despedirse de la liga y otro de la Champions, cuestionada la figura de Mourinho, si bien es cierto que no corre peligro su futuro. El portugués extendió su contrato hace un mes y los propietarios, desde Estados Unidos, siguen confiando en él. Otra cosa sería quedar fuera de la máxima competición continental, impensable por ahora, nueve puntos por encima del Chelsea, quinto en la tabla.
Obligados a levantarse
El declive, no obstante, es una realidad. A pesar del talento innato que tiene la plantilla, Mourinho apostó por el músculo y la velocidad, como si el fútbol fuera atletismo. Y ante el Sevilla, en el día menos pensado, la moneda cayó de cruz. Una losa pesada, tanto para el presente como para el futuro, obligado ahora a redefinir el proyecto: “Esta situación no es nueva para el club. Al United le eliminé con el Porto y con el Real Madrid en este estadio”, apuntó Mourinho, siempre en primera persona. Un mal primer paso para levantarse de este mazazo, escaso en el análisis sobre la eliminatoria que hizo de su equipo. Con la FA Cup como único aliciente, el United tiene tres meses para gestionar las emociones y empezar a pensar en la temporada venidera. Pero el primer paso para ello es aceptar la derrota. O el fracaso. Decir que es solo una desilusión es una mentira piadosa. Y Mourinho lo sabe