Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

EL MORTIROLO VASCO

La dura escalada a Azurki dictará sentencia en la etapa que finaliza en Eibar Gorla y Endoia darán paso a este puerto de primera categoría y de “mucha dificultad”

- Germán Melero Azurki

Jon Odriozola es un libro abierto del ciclismo. Fue dejar atrás Aizarnazab­al, atravesar Zestoa, otear las rampas de Azurki y desplegar un memorándum de su época como corredor. “Estas cuestas me suenan. El puerto lo hicimos en una Euskal Bizikleta de finales de los 90. No es tan conocido como otros, pero sí muy duro”, se explaya el director de EuskadiMur­ias mientras sus corredores cruzan el río Urola para enfilar la escalada que dictará sentencia en la quinta etapa de la Euskal Herriko Itzulia.

La nostalgia se apodera del discurso de Odriozola y MD, dentro del coche de Murias, escucha con atención las batallas que relata el oñatiarra sobre sus tiempos en Gewiss con Benatti, Bontempi o Eugeni Berzin. “Los rusos son muy cuadricula­dos y los italianos, muy competitiv­os”. Al mismo tiempo miraba de reojo cómo sus ciclistas se subían del sillín para sortear las primeras cuestas de Azurki, de primera categoría y de “mucha dificultad”.

Cuando era incluido en los perfiles de la extinta Euskal Bizikleta lo denominaba­n como ‘el Mortirolo vasco’. Salvando las distancias con el coloso alpino, Azurki infunde respeto. “Aquí se decide la quinta etapa”, afirma Odriozola en plena ascensión. Su carretera, rugosa y estrecha, se inclina de media un 5,1%y llega a los seis kilómetros y medio de distancia. Su trazado es “constante”, lo que endurece la escalada.

El zigzag se entromete entre la frondosa arboleda de su ecuador. Los esbeltos pinos ensombrece­n la carretera. “Un puerto elegante”, exclama Xabier Muriel, segundo de abordo en la dirección de Euskadi-Murias y voz cantante en el este simulacro del final de la quinta etapa. Las rampas del final se descubren al mundo: los árboles desaparece­n y el viento sopla con fuerza.

Endoia hará su selección

Azurki será el remate de la jornada programada para el viernes, 6 de abril. El pelotón de la Itzulia habrá tenido que sortear antes la archiconoc­ida subida a Gorla y la ascensión a Endabia, también ensayada por Murias anteayer. Dos kilómetros y medio de subida, “muy duros”, apunta Muriel.

Endoia hará su selección, sin ninguna duda. Hay tramos tendidos que suavizan el trazado, pero sus repechos son recios. “Me inte-

resa que el tiempo sea extremo” el día de la etapa, interviene Odriozola. “Si llueve, nieva o lo que sea, mejor para nosotros. Es la mejor forma de igualarnos con los mejores”, razona.

Ander Barrenetxe­a, Mikel Bizkarra, Gari Bravo, Julen Irizar, Mikel Iturria, Beñat Txoperena y Gotzon Udondo se emplearon sudando la gota gorda, bajo un sol testimonia­l que ni enfriaba ni templaba. Endoia fue una piedra de toque. Azurki, el toque de atención: la Itzulia no será un paseo.

La organizaci­ón de la Vuelta al País Vasco se encargó de idear un final de quinta etapa sólo apto para los mejores. La cima de Azurki está a 21 kilómetros de la meta de Eibar. Si la meteorolog­ía respeta, el descenso no debiera causar estragos. La cuesta abajo dirigirá al pelotón hasta Elgoibar, vía Azkarate. Terreno para rodadores. Y de ahí, hasta la localidad armera.

Odriozola guarda en el baúl de los recuerdos los tiempos de corredor y actualiza su oratoria: “Las opciones de dar la sorpresa en esta etapa pasarán por los pequeños detalles”

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