Reacción muy tardía
La Real tomó más decisiones en un día de furia, su particular ‘Bloody Sunday’ que en todos los meses anteriores. A pesar de que los resultados llamaban machaconamente a buscar un revulsivo casi desde octubre, dejaron pasar los meses y actuaron cuando poco queda por hacer, más que finiquitar dignamente la temporada, cuestión que tiene su importancia porque normalmente el que acaba ‘on fire’ empieza la siguiente temporada de la misma manera. Es previsible que con Imanol se dispare la motivación y se reactive una confianza perdida desde hace tiempo. Eusebio ha hecho una buena labor en la Real. El equipo estaba hecho unos zorros en otoño de 2015 y con él logró tener personalidad, una identidad reconocible y una muy alta competitividad, con fecha de caducidad demasiado corta, eso sí. El técnico dio, además, vuelo a jóvenes como Odriozola, Oyarzabal y ahora Zubeldia, que venían con el hacha en la mano para derribar la puerta, pero con los que había que tener valentía para hacerles sitio. Y la tuvo. A Eusebio le faltó mucha autocrítica y cintura. Vio el tsunami cuando las olas ya habían entrado en su casa. Y no fue capaz de ir introduciendo las variantes de juego y de futbolistas necesarias para volver a competir. La Real es más previsible que el final de un capítulo del ‘Equipo A’. Con él se enderezó el rumbo un año, se alcanzó un óptimo nivel de juego y se disfrutó mucho al siguiente, pero se ha naufragado estrepitosamente en esta campaña ilusionante al inicio, frustrante antes de acabar. Es imposible saber qué habría hecho la Real de haberle despedido antes, antes del duelo ante el Salzburgo, antes de quedarse sin opciones europeas, antes de este desierto, pero esta reacción parece demasiado tardía