El sargento de Orio alza la voz
El nuevo entrenador de la Real interrumpe los ejercicios, corrige, abronca a los jugadores e impone un fútbol más profundo y vertical
El segundo día de Imanol Alguacil al frente de la Real empezó a dejar ver la auténtica personalidad del entrenador oriotarra. Más suelto y confiado que en su estreno del martes, el técnico guipuzcoano llevó a cabo una sesión muy exigente y larga en la que apretó de lo lindo a sus futbolistas, con sonoras reprimendas a varios jugadores, sobre todo para que recuperaran el balón en defensa. Se ve que ha detectado rápidamente las erratas de la anterior hoja de ruta.
El entrenamiento comenzó con media de hora larga de retraso sobre el horario previsto por una charla que Imanol ofreció a los 17 integrantes que compusieron el entrenamiento. Se emplearon con intensidad durante varios ejercicios. El primero fue a modo de calentamiento: sólo se trataba de correr alrededor del campo para poner la musculatura a tono. Después, los futbolistas de la Real se dedicaron a realizar conducciones y pases, antes de aumentar la intensidad con unos rondos en grupos de tres.
El siguiente ejercicio consistió en la posesión de balón y la posterior finalización de jugadas. En este punto fue donde se vio a un Imanol dando órdenes contundentes a los txuri urdin. Aquí empezó a alzar la voz el oriotarra, quien interrumpió la actividad en varias ocasiones para corregir con vehemencia a sus pupilos.
Sergio Canales y Jon Bautista estuvieron inspirados cara a gol. Los txuri urdin fueron divididos en dos equipos y después la misión era enviar un pase al hueco para dejar solo al encargado de encarar al portero. De ahí se desprende la teoría de que el nuevo entrenador de la Real ha debido observar que a este equipo le faltaba profundidad, puesto que en este último ejercicio se buscaba un pase al desmarque de ruptura para la posterior definición.
Aperribay no pierde detalle
Lo siguiente que los realistas tuvieron que realizar fue un tres contra dos, para ensayar las transiciones ofensivas. Por lo visto,
Imanol quiere que su equipo sea más vertical. La orden radicaba en la velocidad que tenían que imprimir los atacantes desde el saque del portero hasta la culminación de la jugada. También había rotundas indicaciones para los dos que se defendían: “¡Presión, hostia, presión!”.
Sólo quedaba un partido cuatro contra cuatro en dimensiones reducidas. Fue cuando se vio al Imanol más exigente. Paró el entrenamiento para abroncar a la defensa ordenándoles que apretaran más. “¡Vamos a demostrar que queremos recuperar el balón! ¡Vamos a sentir esto!”, gritaba el entrenador de Orio. El aire era fresco en Zubieta y no sólo en el sentido estrictamente climatológico de la expresión.
Hombres como Agirretxe y Zurutuza terminaron la sesión rendidos, secándose el sudor y tumbándose en el césped con ganas de respirar.
El presidente Jokin Aperribay, acompañado de Erik Bretos, no perdió detalle y fue testigo directo de la firmeza que Imanol Alguacil no ha tardado en implantar a sus entrenamientos