Guantes de adorno
Sólo Jordán y León obligaron a intervenir a los porteros en una tarde en la que no hubo lugar para la diversión
Moyá y Dmitrovic podrían tranquilamente meterse los guantes que emplearon en el derbi en la mochila y utilizarlos en el próximo entrenamiento sin pasar por la lavadora. Los porteros apenas tuvieron que intervenir en un encuentro que no dejó lugar para la diversión del respetable, en el que sólo un disparo de Joan Jordán y otro de Pedro León atinaron entre los tres palos y en el que tanto la Real como el Eibar evidenciaron que encaran este último sprint de la Liga lejos de su mejor momento.
Este hecho era más que obvio en el caso de los txuri urdin, que ayer estrenaban entrenador de tan mal que lo habían hecho durante las anteriores semanas. El Eibar, sin alcanzar esas cotas de desfallecimiento, sí que da muestras de no encontrar toda esa energía que necesita para hacer el fútbol que le ha permitido llegar a este punto soñando con disputar competición europea la próxima temporada.
Los armeros sí que consiguieron someter a la Real durante la primera mitad. Sí que hallaron esa ingente cantidad de aire en los pulmones que requiere la propuesta de Mendilibar y se lo quitaron a los txuri urdin, que alcanzaron el descanso respirando profundamente, aliviados, porque cuando el Eibar empezó a obligarle a quitarse el balón de encima con pelotazos, el colegiado
decretó el descanso.
Aunque sin llegar a hacer ocasiones claras de gol, el Eibar sí que consiguió desdibujar a la Real o, al menos, que no se viera el esbozo que tiene Imanol en la cabeza. Porque los txuri urdin no fueron nada de medio campo hacia arriba. Ni se arrimaron a Dmitrovic. Odriozola perdía capacidad de sorpresa y recorrido con su nueva ubicación, Juanmi estaba perdido en algún punto de la banda izquierda, Willian José desasistido y sólo alguna conexión entre Zurutuza y un centrado Oyarzabal permitía a la Real enlazar algún pase en campo contrario. Echó mucho en falta el equipo de Imanol al verdadero Illarra, que ayer volvió a mostrarse lejos de su mejor nivel.
Segunda parte txuri urdin
En cualquier caso, logró que la Real se pareciera en algo más al ideal que tiene el oriotarra en su cabeza. Quizá porque el Eibar ya no tenía tanto fuelle en las piernas, quizá porque sus jugadores pusieron un punto más de determinación, el partido se disputó mucho más cerca de Dmitrovic que durante el primer acto e incluso los txuri urdin enlazaron una jugada bonita que desembocó en la ocasión más clara del partido, en un disparo alto de Willian José. Pero tampoco entonces se manchó los guantes Dmitrovic.
Los últimos minutos, con un sinfín de imprecisiones por parte de ambos bandos, fueron un buen resumen de un encuentro en el que se pudo ver poco más que intensidad y en el que la calidad brilló por su ausencia. El derbi guipuzcoano fue el derbi del bostezo y el final de temporada amenaza con ofrecer pocos alicientes para ambas aficiones
La Real no ofreció absolutamente nada en una primera parte para olvidar