Viaje en busca de prolongar un milagro
Tòn Cónsul, promesa española en patinaje artístico, se mudó a Canadá para crecer en su deporte
“Mi sueño es participar en unos Juegos Olímpicos. Pero también me gustaría llegar a ser el presidente de la federación para ayudar a los deportistas de una manera en la que no nos han podido ayudar a nosotros”. Tan solo tiene 20 años, pero sus ideas están muy claras. Tòn Cónsul Vivar (1 de abril de 1998) sueña con continuar el particular ‘Miracle on Ice’ del patinaje artístico español, un conjunto de resultados extraordinarios labrados a base de renuncias y de viajes en busca de los sueños para paliar los pocos recursos disponibles.
Tòn se inició a los cinco años en Vielha en este deporte. La Federación le siguió la pista, situación que le llevó a entrenarse a Barcelona en el marco de un programa específico de patinaje sobre hielo. Sin embargo, tenía que competir a nivel individual a pesar de que tenía claro que quería hacerlo en la modalidad de parejas. El deseo de Tòn tuvo premio cuando recibió una invitación para ejercitarse junto al equipo italiano; ese viaje inicial a Italia acabó siendo uno de los más apasionantes de su vida.
Porque con el equipo italiano se desplazó a un stage de un mes a Canadá y allí le llegó su oportunidad soñada: el poder entrenar con una niña en la modalidad de parejas. Tras acabar el Bachillerato, Tòn volvió a Canadá para quedarse en busca de sus metas. “Hice un año en la escuela de parejas de aquí de Montreal mientras patinaba con Alexanne Bouillon. Fuimos 13º en el Mundial júnior”, relata.
Pero Alexanne decidió dejar la modalidad de parejas y Tòn tuvo que volver a encontrar una acompañante. Y entonces apareció Isabella Gámez, una estadounidense con quien lleva menos de un año formando dúo. “Es una pareja más madura. Ya hemos ido a dos Junior Grand Prix, al Nacional, hemos ganado una competición internacional. Estoy contento con el cambio”, explica.
Los inicios fueron de nuevo complicados, pero ambos congeniaron para que Cónsul ya esté plenamente centrado en la modalidad de parejas, tras coquetear en el pasado también con la individual. “A veces se echa de menos esa libertad de interpretar tú solo, pero en parejas no llegas a cansarte por hacer siempre los mismos elementos”, detalla.
Con Isabella entrena en un centro internacional de Canadá con patinadores de distintos países, con jornadas agotadoras y con la posibilidad de combinar el deporte con los estudios. “Aquí hay pistas por todos lados”, dice, consciente del contraste con España.
Una cultura diferente
Pero el mayor contraste al que ha tenido que enfrentarse es el cultural. “La vida española es mucho mejor. Aquí se entrena muy, muy pronto. Me levanto a las 5:30. Además hace mucho frío y a las 4 de la tarde es de noche. Pero todo sea por poder patinar”, explica. Richard Gauthier y Brunno Marcotte son sus entrenadores. Con ellos ha logrado la precisión que le faltaba hace unos meses a la hora de ejecutar los programas. Forman un equipo en el que también se integra Julie, su coreógrafa. “Buscamos temas originales, que no se hayan patinado, aunque sin llegar al rollo moderno. Para el corto, hacemos como una salsa o algo así. Para el largo una historia de amor. Intentamos trabajarlos los dos por igual”, cuenta sobre el planteamiento de cada competición. “Dominar un programa lleva muchos meses. Nosotros hacemos al menos un programa corto y uno libre al día. Y si algo no sale, repites esa parte hasta que la haces bien”, cuenta.
Los saltos son una de las mayores dificultades de su trabajo. Pero, más allá de la técnica, hay un aspecto fundamental que Isabella y él deberán preparar en los próximos meses, ya que el próximo año ya competirán en la categoría sénior. “Tenemos que trabajar el nivel psicológico, porque competiremos con gente que tiene más de treinta años en muchos casos. Pero bueno, todo es experiencia: habrá más elementos. Buscaremos movimientos innovadores y diferentes a los de los demás”, dice Tòn. Está seguro de que se adaptarán a la nueva categoría porque su evolución así lo marca: fue 16º el año pasado en el Mundial júnior y este ya ha sido 13º junto a Isabella.
Tòn e Isabella son una de las tres parejas españolas que compiten en patinaje sobre hielo, un deporte en el que, de las cuatro modalidades, las dos individuales y la danza ya se han estrenado a nivel olímpico. Falta el debut de la disciplina de parejas, donde los otros dos dúos españoles los componen Laura Barquero y Aritz Maestu, por una parte, y Dorota Broda y Pedro Betegón, por otra. “El sueño es poder participar en los Juegos de Pekín 2022”, reconoce Tòn. España ya está dando los primeros pasos a nivel internacional en esta modalidad: Laura y Aritz ya han sumado victorias internacionales y rindieron a buen nivel en el Europeo y en el Mundial y Tòn e Isabella están consiguiendo triunfos en competiciones de nivel júnior.
Todos ellos, al igual que las parejas de danza, han tenido que salir de España para progresar. “En danza, Adrià Díaz y Olivia Smart están aquí en Canadá, Sara Hurtado se ha ido a Rusia con Kirill Khaliavin,
A sus 20 años, es uno de los jóvenes españoles en la modalidad de parejas
Luis Fenero y Celia Robledo lo han dejado… En parejas, Laura y Aritz, por ejemplo, están en Italia… Tienes que irte fuera porque no hay entrenadores en España para progresar”, lamenta Tòn. “Esta experiencia la estoy teniendo porque mi familia también me la puede dar”, agradece a los suyos.
Por eso está decidido a aprovechar cada momento al máximo. Sigue trabajando. Sigue soñando con la posibilidad de pisar fuerte sobre el hielo. Decidió mudarse a 7000 kilómetros de distancia para crecer en lo personal y en lo profesional. Y Tòn Cónsul prosigue con máxima ilusión ese viaje que emprendió en busca de prolongar el milagro sobre hielo español