LA REAL MATA SIN POLVORA
Un ‘gol partita’ de Oyarzabal da a los txuri urdin su segundo triunfo seguido en un partido en el que pudo golear Intachable trayectoria con Imanol: siete puntos de nueve, 270 minutos sin encajar un solo gol y sensación de poderío
A la Real le faltó colmillo y pólvora para volver de Gran Canaria con un saco de goles metido en la bodega del avión junto a las camisetas sudadas y el Ron Arehucas. No goleó a Las Palmas porque materializó sólo una de las 10 nítidas ocasiones que tuvo, porque Oyarzabal, en una décima de segundo de inspiración divina, atinó con uno de los 20 disparos que ejecutó su equipo. Y eso, a pesar de todo, habla muy bien de esta Real de Imanol, que se merendó fácilmente a Las Palmas, aunque dio lugar al sufrimiento durante los últimos minutos por esa irritante incapacidad de cerrar el partido.
Siete puntos de nueve. 270 minutos sin encajar un gol. Tres encuentros en los que los adversarios no han tenido una sola oportunidad de verdad para marcar. Las Palmas ni siquiera chutó entre los tres palos en 95 minutos de encuentro jugando en casa. Esta Real tiene un don. Juega más protegida, con la defensa más atrás, menos expuesta, evitando intentos de suicidio. Y mantiene ciertas virtudes de su juego asociativo, al que ha añadido verticalidad. Aunque sólo son tres partidos, cuesta contenerse para no intentar derribar la pared a cabezazos pensando en qué hubiera sucedido de haberse realizado antes el relevo en el banquillo. Esta Real es más racional. Más intensa. Y tiene a todos sus soldados activados y motivados, con ardor guerrero, y la pintura de camuflaje pintada en la cara. Lástima que ayer se le encasquillara el fusil.
Ya habrá quien sueñe con la hazaña impensable de luchar por Europa. No corren buenos tiempos para la lírica en una campaña cuyo guión pareció escribirlo Murphy, porque todo lo que pudo salir mal, salió mal. Si hasta el Barça nos quitó el récord. Y Prieto se retira. Pero el hecho es que el séptimo puesto está a siete puntos, el sexto, a ocho, y la Real ha escalado a la décima posición con seis partidos por jugarse. El Atlético visita el jueves Anoeta. O alimenta o deja sin argumentos a los más soñadores. La gran prueba.
A la Real le faltó colmillo para enterrar a un adversario que salió cadáver El dato 310 minutos imbatida La Real acumula ya 310 minutos sin encajar un gol, los 270 con Imanol y los 40 últimos con Eusebio
Cuatro cambios
A pesar del manotazo al Girona de seis días antes, Imanol volvió a agitar su equipo con cambios, en este caso cuatro, el obligado de Toño Ramírez por el lesionado Moyá y otros tres, que devolvieron a una Real más clásica de este curso: entraron Llorente, Illarramendi y Zurutuza por Moreno, Zubeldia y Pardo. Y lo mejor es que los txuri urdin mantuvieron sus constantes en todos los aspectos del juego.
Desde los primeros compases, quedó patente la vulnerabilidad de la defensa de Las Palmas. Presionaba muy arriba, pero, superada la primera línea, la Real hallaba un auténtico desierto ante sí, una autopista sin peaje, y de las alemanas, sin límite de velocidad. Así generó su primera ocasión, con una arrancada de Januzaj, que humilló a Ximo reventando el velocímetro. El belga se topó con un inspirado Chichizola, que también rectificó para despejar el chut ulterior de Kevin, que tomó una parábola propia de Roberto Carlos.
Las Palmas quería tocar, pero
eran rondos improductivos, y los guipuzcoanos, que ya habían hallado la profundidad, por fin encontraron petróleo. Illarra, increíblemente libre de marca, trazó una rosca profunda y preciosa a Oyarzabal, que hizo brotar el oro negro amortiguando el cuero con la cabeza y rematando con la zurda entre las piernas del arquero. Coincidió con el minuto en el que la parroquia local se había citado para pedir la dimisión del presidente, Miguel Ángel Ramírez. Fueron pocos, pero muy irritados y muy ruidosos.
Tiroteo sin víctimas
Los 12 minutos siguientes fueron de tiroteo continuo de los realistas. Atacaban la isla por tierra, mar y aire, pero fueron incapaces de doblar la marca. Para el 32’, habían chutado ¡12 veces a portería!
Oyarzabal no llegó a un buen envío profundo de Januzaj, que chutó fuera en el rechace. El de Eibar se encontró con Chichizola tras otro envío de ‘Janu’, Navas no atinó en dos cabezazos francos y el belga no cruzó lo suficiente con la derecha. El tópico futbolístico de que ‘el que perdona lo acaba pagando’ comenzaba a pesar como una lápida. La zaga de Las Palmas era el carnaval y su consistencia, un chiste. Es difícil saber dónde adquirió Paco Jémez su estatus y caché, pero es un temerario, rozando lo suicida, sin contenido. Y la Real no terminó de aprovecharse.
Más picante con Calleri
Quizá presa de la desazón por la recalcitrante falta de acierto de cara a la portería, la Real salió con cierta caraja al segundo tiempo. Las Palmas adelantó líneas y comenzó a tener picante con la salida de Calleri. Halilovic era el central, el organizador, un volante y hasta el extremo.
No obstante, entre el 51’ y el 59’, la Real, ya agazapada sin rubor porque montaba contras de cuatro para dos, tuvo cuatro ocasiones de primer orden para matar el partido, pero no le debía gustar el olor a sangre. Januzaj buscó sin éxito la escuadra y volvió a temblar ante Chichizola con la diestra. Llorente probó al meta con la testa y Oyarzabal esta vez no encontró ‘la jaula’.
Paco siguió acumulando delanteros y Calleri dejó sin respiración a los realistas con dos cabezazos altos, el primero tras centro de Halilovic, el segundo en un córner. También Agirretxe, ya sin portero pero forzado, marró en la sentencia.
Con seis partidos por delante, sin margen para nada, la Real se ha vuelto competitiva de la mano de Imanol. Y pudo dedicar el triunfo a Prieto. Y eso sin TNT
Siguen sin ser buenos tiempos para la lírica, pero el séptimo puesto está a 7 puntos