Nada es casualidad

La lectura del partido en Las Palmas no va mucho mas allá de que la Real sufrió en exceso para sumar una victoria que recupera parte del estado de optimismo perdido durante los últimos meses con Eusebio .La Real derrotó sin demasiado esfuerzo a un equipo desahuciado, sin más problemas aparentes que los derivados de su insólita falta de eficacia, que otorgó al desenlace del duelo una inquietud tan desasosegante como innecesaria. No ganar ayer en Canarias habría sido la madre de todas las catástrofes, después de haber disparado a puerta en 20 ocasiones ante un equipo sin esperanza al que, además, su entrenador no ayuda con planteamientos tan fantasiosos como suicidas. La Real aprovechó el obsequio y se permite llegar a los seis últimos partidos con una mínima esperanza, por recóndita que sea, de alcanzar el séptimo puesto en el que está un Sevilla ante al que aún hay que jugar. Está por ver si la Real de Eusebio lo habría hecho. Porque si la de Imanol sí lo hizo fue, en gran medida, por el mucho de sentido común que ha aplicado el de Orio su equipo. Aparentemente toca teclas parecidas y ofensivas (Januzaj, Canales o incluso Kevin) pero el piano suena de otra manera. Porque el equipo se protege más, expone menos, está más equilibrado y todo ello le permite poner mucho más en valor todas sus virtudes. Habrá quien diga que la fase del calendario le ayuda. Puede ser cierto pero la Real de Eusebio ,en estos tres partidos, sacó 5 puntos por 7 Imanol, que ha ganado a Girona y Las Palmas, partidos que entonces se empataron. No es casualidad que un equipo que se desangraba lleve 270 minutos sin encajar gol y tres partidos sin perder. No se ganaban dos partidos seguidos desde los tres primeros. No es casualidad