Dependencia ultra
Los programas de deportes han generado cierta dependencia a las imágenes violentas
Una tendencia televisiva en los espacios de deporte que los últimos años ha ido en aumento es cómo el fenómeno ultra se ha espectacularizado: no hay día que en algún informativo deportivo no se incluyan imágenes de violencia en las calles de cualquier ciudad o en las gradas de algún estadio. No hace falta que exista proximidad con los hechos, ni tampoco trascendencia. La violencia, la agresividad y el caos son elementos vinculados al morbo televisivo y en muchas ocasiones la duración de esas imágenes no se complementan con otros datos: importa más generar el impacto visual a la audiencia que entrar en detalle de las consecuencias de esos conflictos.
Son actitudes que los presentadores siempre condenan, pero las imágenes siempre están ahí, aunque hayan sucedido en un estadio de otro continente. Eso contrasta con las alabanzas y admiración que provocan los recibimientos a autocares rodeados de bengalas: esa espectacularidad de fuego y humo de colores es entendido como una bienvenida heroica aunque, a menudo, se haya llevado a cabo por los mismos grupos. Se ha adquirido una cierta dependencia de este tipo de espectáculo visual. Hay que asegurar la dosis diaria aunque no impliquen ninguna trascendencia periodística en nuestro entorno. Se percibe, incluso, una sutil fascinación por estas escenas: “Atención a esa imagen”, “No se lo pierdan”, “Cuidado con lo que van a ver ahora”… Se crea una expectativa y un reclamo que las tiñe de vistosidad.
La consecuencia más elemental es que el espectador se ha acostumbrado a que el fenómeno ultra sea algo cotidiano, lógico e inherente al fútbol. Se normaliza su existencia. Parece algo con lo que hay que convivir. ¿Se está llevando a cabo una actitud responsable en el tratamiento mediático de los ultras? Más bien parece, a juzgar por la dilatada recreación televisiva en estas escenas, con zooms, bucles, repeticiones y cámara lenta, que se está reforzando el protagonismo y el reconocimiento a unos grupos y conductas muy nocivas que se tendrían que erradicar y donde los medios tienen también un papel importante