“GOOD BYE”
Wenger considera que tras 22 años es el momento adecuado para dejar el banquillo del Arsenal Ha conseguido 3 Premier, 7 FA Cup y 7 Community Shield. Podría irse ganando la Europa League El alsaciano, víctima de la exigencia y del éxito que tuvo en la prim
Arsène Wenger anunció ayer que dejará el banquillo del Arsenal al final de la presente temporada, veintidós años después de llegar a la entidad: “Estoy orgulloso por haber podido servir a este club”, apuntó en un comunicado. Una noticia de impacto, no tanto por inesperada como por trascendente, capaz de eclipsar el resto de la actualidad deportiva en Inglaterra. Se va el alsaciano, el último entrenador en permanecer durante tanto tiempo en un mismo lugar. Con él termina la saga que inició Sir Alex Ferguson en el United y que sostuvo su homólogo en el Arsenal, tan discutido estos últimos años como admirado por sus tempraneros éxitos en los primeros.
Wenger aterrizó en Londres en 1996 como un desconocido, tras una etapa efímera en Japón, con aura de intelectual y con la intención de dominar el juego como herramienta indispensable para alcanzar el éxito. Sus métodos fueron cuestionados de inicio, no solo por su revolucionaria mirada, atípica en la Premier, sino también por sus estrictas normas en relación a la alimentación. En tres años, sin embargo, Wenger despertó al Arsenal de su letargo y le hizo campeón de liga, además de levantar la FA Cup.
Wenger aprovechó la apertura de las fronteras para fichar a jugadores extranjeros que elevaron a la postre el nivel de un equipo que, con Henry al frente, será recordado para siempre como el Arsenal de los Invencibles. Aquella fue la tercera Premier para el alsaciano, elogiado también por su capacidad para reclutar talento, dar una oportunidad a los jóvenes y evolucionar fiel a esa idea: “Nunca olvidaré su guía y apoyo, su tutela. Tuvo fe en mí desde el primer día y le debo mucho, fue como una figura paterna para mí que siempre me empujó a ser la mejor”, recordó Cesc Fàbregas.
La derrota ante el Barça en la Champions de París, sin embargo, fue un punto de inflexión negativo para un Arsenal que se consolaría con algún título menor, gris y apático durante demasiado tiempo. Wenger resultó ser víctima de su propia exigencia. Durante veinte años clasificó al equipo para la máxima competición continental y eso condenó sus propias aspiraciones, siempre alejadas de volver a ganar la Premier. La afición se acostumbró a lo bueno de la primera década y no entendió el fracaso de la segunda. Tras dos años sin entrar en Champions, ganar ahora la Europa League sería el colofón perfecto a una trayectoria histórica: “Nadie podrá reemplazar a Wenger”, aseguró ayer Ivan Gazidis, director ejecutivo de la entidad, quien aseguró que le rendirán un bonito homenaje en el Emirates. Se lo merece Arsène, que quiere decir ‘¡Good Bye!’ por la puerta grande