YA SÓLO QUEDA HONRAR AL ‘10’
La Real entierra sus remotas opciones europeas en Sevilla perdiendo por la mínima en un partido disputado Un Moyá descomunal mantiene vivos a los de Imanol, perjudicados por un penalti polémico de Llorente a Sandro
Es de agradecer el intento de heroica de la mano de Imanol Alguacil, pero hasta aquí hemos llegado. La Real enterró anoche sus ya remotas opciones europeas perdiendo ante el Sevilla en un duelo muy igualado y ya sólo le queda tributar el próximo sábado a su capitán, Xabi Prieto, la despedida que merece una leyenda inigualable como él. Y también a Carlos Martínez. El partido se decidió por una controvertida doble decisión del cobarde Jaime Latre, que sí vio penalti en un dudoso atropello de Llorente a Sandro y no en una acción muy similar de Mercado a Juanmi casi al final. Pero la Real tampoco brilló en el Sánchez Pizjuán, se pareció más a la del régimen anterior y cayó ante un rival, cuanto menos, justito de fútbol como el Sevilla. La mantuvo viva un inmenso Moyá. No mereció ganar, ni siquiera perder, aunque tampoco fue ayer cuando dejó escapar sus últimas esperanzas de gloria europea. Es el producto de una temporada a la postre decepcionante.
La Real fue como el mal estudiante, que quiere aprobar estudiando sólo la noche anterior al examen. Y pencó, claro. La brava reacción impulsada por un entrenador como Imanol, que está claramente preparado para dirigir a este equipo, ha servido para maquillar este final de campaña y afrontar la que viene con un mejor espíritu; pero también ha traído dos nuevas bofetadas de realidad. Hizo renacer las ilusiones de una clasificación milagrosa para Europa con una racha descomunal, pero el Málaga y el Sevilla, dos escuadras que traían dinámicas desastrosas -la de los hispalenses era de siete partidos sin ganar- fueron dos nuevas banderillas de fuego a las esperanzas recuperadas.
Un destino sabido
Es el sino de esta temporada histórica e inolvidable en el aspecto negativo. En un mismo año, la Real ha hecho el mayor ridículo de su historia, dejándose remontar tres goles en 40 minutos ante un Segunda B en casa en Copa,
Los de Imanol sólo fueron de verdad a remontar en los últimos 10 minutos. Tarde
ha estado muy lejos de los seis primeros con una plantilla potente y hecha y unas señas de identidad futbolísticas muy definidas, ha perdido su récord de imbatibilidad que parecía insuperable casi cuatro décadas después y va a despedir a su capitán, el mejor canterano de este milenio, el ‘10’. Menos mal que la catarsis comenzará ya en verano con el fin definitivo de las pistas de atletismo y la construcción de tres cuartas partes del nuevo Anoeta. Debe ser la primera piedra de un ejercicio muy distinto. El año 1 d.P. (después de Prieto).
Claro que la Real pudo sacar ayer un puntito, que en todo caso de nada la habría servido. No fue peor que el Sevilla, a pesar de todo. Pero, al margen de la infame actuación del hogareño colegiado, los txuri urdin dejaron pasar casi todos los trenes del partido. Fueron de verdad a por el empate en los últimos 10 minutos. Demasiado tarde.
Sólo un cambio en el ‘once’
Por primera vez desde que accedió al puesto de entrenador del primer equipo, Imanol apenas realizó cambios en su ‘once’ con respecto al partido anterior. En este caso, al contrario que en Málaga, priorizó alinear a sus mejores piezas que a tratar de tener contentos y motivados a todos los jugadores. Por eso realizó una sola variación y obligada: Odriozola por el lesionado Aritz.
Conscientes de este cambio y de las lagunas defensivas del donostiarra, el Sevilla cargó su juego ofensivo por ese flanco, por donde percutía Nolito, se incorporaba Escudero, se abría Bane-
ga para centrar con rosca con la diestra y caía Sandro.
Un minuto y gol
A la Real le costó superar la presión alta, intensa y numerosa del Sevilla en campo enemigo, aunque cuando consiguió hacerlo gozó de peligrosas contras cuatro para tres que desperdició.
Decide el árbitro, que pudo pitar un penalti similar al del 1-0 a Juanmi; se hizo de cuerpo
El elemento que comenzó a cortocircuitar la bien montada zaga realista, con un Navas imperial, fue el bullanguero Sarabia. El ex del Getafe primero chutó rozando el larguero, luego se encontró con Navas en un pase de la muerte a Sandro, que se quedaba solo, y más tarde sufrió los reflejos y la concentración de Moyá, que abortó su intento de vaselina.
Caparrós, con su histriónica colección de aspavientos, bullía en la banda. Imanol, sin gestos cara a la galería, aguantaba en apariencia calmado. Quizá porque intuía que su equipo, tras el esperado chaparrón inicial, iba a tener su momento. Y en efecto, comenzó a asociarse con acierto y a romper líneas, a encontrar a Januzaj por fuera y a Canales y Oyarzabal por dentro. El belga cabeceó fuera por poco un córner lanzado por el cántabro, que poco después trazó un envío de tiralíneas al espacio a Oyarzabal. El de Eibar se desmarcó, controló y se giró a la perfección. Lástima que fallara en la resolución. Chutó blandísimo y, además, no vio a Willian José, que estaba de cara.
Apretó de lo lindo el Sevilla antes del intermedio y Moyá sacó una mano eléctrica para despejar un chut de Sandro. Los andaluces, no obstante, tardaron 43 segundos en provocar el penalti del gol en la segunda parte. Y eso que sacó la Real de centro. Sandro le ganó la espalda a Llorente, que cayó en su trampa y le atropelló. El contacto fue leve. Había que tener ganas de pitar. Marcó Banega.
El pecado de la Real fue no cambiar su discurso futbolístico con 45 minutos por jugarse. Pecó de la horizontalidad improductiva de la ‘era Eusebio’ e Imanol tardó mucho en tratar de buscar otro destino con los cambios.
Moyá evitó el segundo gol local con varios paradones, sobre todo uno increíble, a mano cambiada, a Sandro. La Real sólo desplegó su artillería muy al final. Canales casi emboca una falta directa desde el vértice, Bautista se anticipó de cabeza a un catastrófico Soria y Juanmi cayó derribado por Mercado. Jaime Latre no pitó penalti porque se hizo de cuerpo, porque el realista teatralizó demasiado la caída y porque él mismo había originado la jugada cortando un balón del Sevilla con su cuerpo.
La Real no será europea el año que viene tras su particular ‘annus horribilis’