Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

La conexión red

Toshack, Aldridge, Westerveld, Xabi Alonso... Es fácil imaginar que parte de la afición de la Real empujará para que el Liverpool gane la Copa de Europa

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Mayo abre la puerta a la gran cita por antonomasi­a del fútbol europeo, la final de la Copa de Europa. Tras dos semifinale­s de máxima emoción, Real Madrid y Liverpool reeditarán la final de 1981 en el Parque de los Príncipes de París en una relación de igualdad que nada tiene que ver con la de hace tres décadas. Si entonces el equipo blanco aún vivía de las seis Copas de Europa ganadas en blanco y negro, coincidien­do con la fundación del torneo, el conjunto red, con Bob Paisley (el mejor heredero de Bill Shankley en Anfield) en el banquillo, vivía su época más gloriosa con cuatro títulos en ocho años, entre 1976 y 1984, y la dramática final de Heysel un año después (1985) en la que todo su prestigio se fue por los suelos debido a los deplorable­s incidentes en la final frente a la Juventus en la que falleciero­n 39 aficionado­s. Ahora el Real Madrid es el club más poderoso del continente y es el gran favorito para la cita del 26 de mayo en Kiev.

Para cuando el Liverpool trazó su gran leyenda, entre finales de los 70 y principios de los 80 -luego añadiría una quinta Copa de Europa en 2005-, la Real ya conocía su potencial. A mediados de los 70, después de ascender en 1967 en Puertollan­o, el club txuri urdin empezó a asomarse a Europa. Se estaba gestando ya la transición entre los héroes del ascenso y el equipo campeón y en la segunda participac­ión del club en la UEFA (en la primera fueron a la calle a las primeras de cambio ante el Banik Ostrava), tras eliminar al Grasshoper, a la Real, en dieciseisa­vos de final de la 75/76, le tocó en suerte el Liverpool. Fue una carnicería. 1-3 en Atotxa y 6-0 en Anfield para un 9-1 global de una eliminator­ia que dejó para la historia el debut de Luis Arconada en el partido de ida. Un tal Toshack jugaba en las filas red.

Pese a la goleada, los que jugaron en Anfield no olvidarán nunca ni la experienci­a ni cómo, quizás por sentir un poco de misericord­ia, la afición del Liverpool animó a los txuri urdin en el partido de vuelta para tratar de compensar, levemente siquiera, el varapalo deportivo.

Los lazos entre la Real y el Liverpool, de alguna manera se reforzaron en los siguientes años. No cuesta imaginar que para un club como el txuri urdin, entonces a años luz en muchas cuestiones de los ingleses, el de Anfield fuera una suerte de modelo a imitar. En 1984, la Real contrató a John Toshack (246 partidos y 96 goles como red) como entrenador y con el galés se ganó, en 1987, el último título oficial, amén de que se convirtió en uno de los técnicos más importante­s en la historia del club. En 1989, tras la salida de Loren al Athletic, también procedente de Anfield, llegó John Aldridge, uno de los mejores atacantes (40 goles en 75 partidos en dos temporadas) que ha tenido la Real en sus 109 años de vida y, por último, en diciembre de 2001, el club realista fichó a Sander Westerveld, portero holandés que un año antes había ganado la UEFA como red y que terminó siendo el guardameta de la Real subcampeon­a de Liga en 2003.

El futbolista que terminó de ‘hermanar’ a ambos clubs, en cualquier caso, fue Xabi Alonso, por el que la Real ingresó cerca de 20 millones de euros después de traspasarl­o al Liverpool en 2004. Más allá del dinero, fueron decenas los seguidores de la Real que en los cinco años que el tolosarra jugó en Inglaterra acudieron a Anfield a ver a su Liverpool jugar, por lo que no es difícil imaginar que en los próximos días, la gran mayoría de aficionado­s txuri urdin empujarán para que los Salah, Firmino, Mané y compañía levanten en Kiev la sexta Copa de Europa de su historia

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FOTO: PERE PUNTÍ Xabi Alonso da un pase de interior con el Liverpool con su caracterís­tico estilo

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