Jugando en el ‘Buenpas’
Si resulta que hace buen tiempo por Donostia y usted se anima a darse un garbeo por el Centro, se lo puede encontrar perfectamente jugueteando con el balón junto a sus hijos, en el Buen Pastor. No es que la estampa sea demasiado novedosa así contada. Al fin y al cabo, ¿quién no ha cogido alguna vez el balón para darle unas patadas en el parque más cercano de casa? Pongamos que es verano, que el tiempo sorprende tanto que hace un sol de justicia y encima no existe riesgo de galerna. Pues como buen donostiarra, seguro que usted agarra los bártulos como alma que lleva el diablo y se marcha a la playa de La Concha, sin tiempo que perder, no sea que el día se tuerza o la marea suba hasta apretar al límite a los bañistas. Otro escenario que se parece mucho a un ritual en la capital guipuzcoana y que, a simple vista, no tiene por qué llamar la atención a nadie. Jugar a fútbol con los txikis en el ‘Buenpas’ o darse un chapuzón en la bahía. Nada que ver con descubrir América para un donostiarra. Igual de factible es encontrarse en cualquiera de estos escenarios a un amante de las costumbres de la ciudad como Xabi Prieto .Su sencillez abunda tan poco en el deporte de élite que verle jugar con la familia en el Buen Pastor o meterse poco a poco en el agua de La Concha es lo más parecido a un ejercicio de reconciliación con la naturalidad de la gente. A la ciudadanía le llena ver que el capitán de su equipo es uno más entre la muchedumbre que Donostia empieza a tener que soportar desde ya. Prieto es uno más y esto es lo que más le gusta a la gente. Además va al Sanse si tiene un momento libre y encima, si resulta que alguien se dirige a él en mitad del Buen Pastor, le devuelve el saludo con toda la educación del mundo