Ritmo trepidante de récord
Rafa Nadal, 50 sets seguidos ganados en tierra tras vencer a Schwartzman, mejorando la racha de 49 de McEnroe sobre moqueta en 1984
Rafa Nadal quiere títulos, el camino más seguro a unos récords que dice no vigilar. Sí se muestra encantado con sus once coronas en Montecarlo y el Godó, que persiguió y concretó con idéntico ahínco al que exhibe en el Mutua Madrid Open a la caza de un sexto título. La estadística es muchas veces anécdota, también un pasatiempo para los amantes de los números más curiosos, aunque no dejan de llamar la atención cuando se concretan.
Y ganar 50 sets seguidos en una misma superficie en la élite del tenis mundial revela el estado de ánimo y forma de su protagonista, así como su imperial dominio de la materia. No hay más rey histórico de la tierra batida que Rafa Nadal, que derrumbó un registro que permanecía desde 1984 y que había dejado en 49 mangas nada menos que un tal John McEnroe. El español continúa impresionando en la arcilla, ‘Big Mac’ lo hizo en la ya extinta moqueta, una superficie demasiado rápida para los tiempos modernos.
Aunque para registro, además del palmarés, incluyendo diez Roland Garros, los 81 encuentros consecutivos que cazó Rafa Nadal de una tirada entre 2005, cuando llegó a la élite, y 2007. Una bestialidad, como imponente resulta que a los 31 mantenga la ilusión, capacidad de superación y liderato, aun tras trece años formando la leyenda pese a los continuos reveses en forma de lesiones. Ahora, más maduro y un tenis mejor, más completo, desquicia a los rivales.
El turno correspondió en la ronda de octavos al argentino Diego Schwartzman, 15º ATP y que desde niño se empeñó, con éxito a tenor de los resultados, en demostrar al mundo que una estatura corta para el estándar de este deporte no era impedimento para hacerse un hueco entre los mejores. El ‘Peque’ enseñó rapidez de piernas, talento y contundencia en sus golpes y valentía no respetando los galones del rival.
El suramericano cumplió tuteando por instantes a Nadal, aceptando el desafío de jugar a un ritmo de bola trepidante. Y sólo le dio para irse con una derrota por 6-3 y 6-4, eso sí en 1h.44’, tiempo largo para dos mangas. Señal de que Schwartzman no arrojó la toalla, quien le dejó KO fue Nadal. Exige tanto que desgasta física y mentalmente al oponente, lo lleva al borde de sus posibilidades. Transmite una tensión que acaba haciendo mella. Como muestra, dos dobles faltas encadenadas de Diego cuando había logrado equilibrar la segunda manga, del 4-2 al 4-4. Nuevo ‘break’ para Rafa, 5-4 y sentencia con el 6-4. En el haber del manacorí, cómo se olvidó pronto del mal juego con 4-3 y saque, que entregó. “La he líado un poco”, reconoció después. Pero mientras otros se quedan con el error grabado en su mente y corazón, él mira hacia adelante, vive cada punto al momento, y reacciona porque nunca suelta a la presa.
La cita en jornada nocturna, explicó, no le benefició ya que “cambian las condiciones, las sensaciones son diferentes”. Pero Nadal anda sobrado de recursos en esta racha triunfal que también se escribe en partidos: 21 de una tacada incluyendo Roland Garros’17 y, en 2018, Copa Davis, Montecarlo, Godó y Madrid. Hoy, 17.00 horas, se reencuentra en cuartos con su víctima en la final de 2017, pero también con su último verdugo en tierra batida, el austríaco Dominic Thiem. Cedió en mayo del año pasado, cuartos de Roma, según muestra la estadística, que no subraya una realidad: Nadal entonces sólo tenía ojos ya para París