Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

“ME LO HE PASADO MUY, MUY BIEN”

- Bruno Parcero

Asier Zubiria (Usurbil, 1981) se despide hoy en Artaleku del balonmano tras 19 temporadas, 11 de las cuales las ha jugado enfundado en la camiseta del Bidasoa en dos etapas diferentes. Se va el capitán, un hombre siempre alejado del primer plano mediático pero indispensa­ble en cualquier vestuario. Se va uno de los héroes del ascenso, uno de los culpables de que Irun recuperara su pasión por el balonmano. Y se va cuando quiere.

¿Cómo está viviendo las horas previas a su último partido?

Bien. Digamos que hay calma tensa. No te voy a engañar, hay un principio de nerviosism­o porque es un partido diferente. Uno siempre está acostumbra­do a otras cosas, a partidos en los que te juegas mucho pero como estás tan acostumbra­do sabes llevar esa tensión. A esto sin embargo no estás acostumbra­do, hay otros componente­s que igual no sabes cómo gestionar e intento centrarme lo máximo posible en lo que es el partido, en intentar ganar y dar buena imagen y todo lo demás ya irá llegando y ya veremos si disfrutamo­s

Para alguien como usted, que siempre se ha caracteriz­ado por estar en un segundo plano ¿cómo lleva el que todos los focos le estén apuntando?

De aquella manera. No me siento demasiado cómodo pero entiendo que es un momento especial, mi retirada y la gente te muestra su cariño y también es de agradecer y lo valoro mucho.

El día de su despedida dijo que creía que acertaba con el momento. ¿Sigue pensando lo mismo?

Sí, sí. En su día dije que a medida que pasaba el tiempo estaba más convencido y hoy te digo lo mismo. Estoy muy contento por la decisión que tomé y por cómo ha ido todo.

Me extrañó mucho cuando anunció su adiós que dijera que lo dejaba porque ya no daba el nivel. Eso es muy honesto por su parte y no muy habitual...

Pero es que era uno de los motivos. Me conozco. Llevo muchos años aquí y en ese tiempo el club ha sufrido una evolución muy importante. De cuando llegué a ahora, si comparas el nivel de los entrenamie­ntos, la diferencia es abismal y lo que veo es que esa progresión va a continuar, el equipo va a seguir creciendo y a mí, cada vez, me cuesta más. Voy siendo mayor y el nivel que tengo no va a ir creciendo, voy a ir para abajo. Antes de que alguien se tenga que poner en la tesitura de decirme que ya es hora de que me marche, yo, por mi mismo, tomo esa decisión y todos nos quedamos más tranquilos. Tanto el club como yo. Todos salimos ganando.

Desde que anunció su adiós, ¿qué es lo que más le ha marcado?

No sabría decirte un momento determinad­o. La reacción de la gente te diría, la gente de mi entorno, gente que no conoces, con la que no tienes relación personal y que se ha volcado en todo. El cariño que me han demostrado y sobre todo el respeto, que para mí es muy importante.

¿Se ha imaginado como puede ser el día de hoy?

Yo voy a intentar que las rutinas del día de partido sean las mismas y así va a ser. Yo no voy a cambiar nada. En el partido irán apareciend­o las emociones, las reacciones de la gente y eso no sé por dónde irá. Te puedes imaginar mil cosas pero bueno... intento no darle más vueltas porque si no me centro en el partido igual hasta me costaría disfrutar y me estoy esforzando en eso. No es fácil pero quiero, al menos por mi parte, mantener las rutinas de un día de partido en la medida de lo posible.

¿Va a estar muy acompañado en la grada?

Pues parece ser que sí. He hablado con bastante gente y mi familia, gente de mi entorno, de Usurbil, de mi cuadrilla se están movilizand­o y estaré muy bien acompañado.

¿Es usted futbolero?

No soy un hooligan ni un fanático pero sí que lo sigo.

Estos días que ha estado en primer plano la despedida de Xabi Prieto, no sé si en algún momento se ha visto reflejado…

Me lo ha comentado bastante gente. Es verdad que te sientes identifica­do en el sentido de que los dos nos retiramos, de que jugamos el último partido en casa, de que los dos somos capitanes... Por ahí igual la gente te compara un poco pero creo que en todas las comparacio­nes salgo perdiendo. Él ha estado toda su vida en el mismo equipo y en mi caso no

ha sido así. Él ha sido un grandísimo jugador y yo no he llegado a tanto y además él es futbolista, con toda la repercusió­n que tiene eso.

Tiene una ventaja respecto a Xabi Prieto y es que usted no jugará lesionado...

Bueno, he estado en las dos últimas semanas con unas molestias pero estoy ya recuperado y llegaré en condicione­s.

En los últimos partidos que ha jugado ¿ha valorado cosas a las que antes no le prestaba atención?

Sí, puede ser. En los últimos partidos sí que en algunos momentos me ha costado más estar concentrad­o. En algunos momentos igual me iba más de los partidos y estaba mirando más a las gradas, intentado ver las últimas imágenes para el recuerdo. Sí que he notado la emoción de saber que estoy jugando mis últimos minutos.

Aparte de las relaciones personales ¿qué le deja el balonmano?

No te voy a decir todo porque el balonmano no lo ha sido todo en mi vida, pero me deja muchísimo. El balonmano para mí ha sido, como decirlo... me deja una educación, me ha dado muchos amigos, gente muy importante que he conocido. Ha sido una escuela, una fuente inagotable de experienci­as y en ese sentido el balonmano es un entorno en el que siempre me he sentido muy cómodo. El día de mañana lo echaré de menos pero soy consciente también de que nunca me iré del todo y de que el balonmano seguirá muy presente porque a este deporte le debo muchísimo.

Si tuviera que resumir su carrera en una palabra sería...

En una palabra es difícil pero te diría que me lo he pasado muy, muy bien. Lo resumiría así.

Cuando gente del balonmano habla de su figura, llama la atención no ya el hecho de que nadie hable mal de usted, sino que hablan maravillas de su persona ¿Qué le dice eso?

Igual ahora es más fácil. Es verdad que con la retirada y todo esto sí que lo he notado. Muchas palabras, muchos mensajes, muchos gestos que te llegan muy adentro y son emociones que se van acumulando. Estoy muy, muy agradecido. Son cosas que hacen que uno se vaya con la conciencia tranquila, que me vaya en paz conmigo mismo y muy feliz. Por eso te decía antes que he acertado con el momento de la marcha.

¿Una pista?

Está claro. Profesiona­lmente mi cancha es Artaleku pero una cancha para mí muy especial es también la cancha de Satuenea, un barrio de Usurbil. Es una cancha de asfalto, que está al aire libre y que antes de que hicieran el polideport­ivo de Usurbil era donde se jugaba al balonmano, que es el deporte rey. El balonmano nació allí y yo jugué muchos partidos en esa cancha. Le tengo un cariño especial.

¿Un momento?

Pues (se lo piensa)... el día del ascenso. Fue un día que lo perseguimo­s muchos años, por el que sufrimos mucho hasta llegar a ese momento y creo que para la gente de Irun fue también un momento muy especial. Ver cómo recuperamo­s a la gente fue quizás un logro mayor al propio ascenso. Fue recuperar la esencia.

Eso ya lo habían conseguido en el anterior playoff, en el que se quedaron a las puertas del ascenso...

Sí. Yo esto lo he comentado muchas veces y mucha gente me ha venido diciendo como que aquel playoff fue un fracaso por no haber subido siendo el partido final en casa.

Pues yo no estoy de acuerdo...

Para nada. De hecho te puedo asegurar que después de aquel partido no estaba triste. Estaba contento por lo que habíamos conseguido crear. Llenar otra vez Artaleku, que hacía años que no se conseguía, recuperar la ilusión... A partir de ahí fue todo creciendo y ahora estamos donde estamos

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 ?? FOTO: UNANUE ?? Asier Zubiria posa para Mundo Deportivo ayer, víspera de su retirada como jugador de balonmano en el Bidasoa
FOTO: UNANUE Asier Zubiria posa para Mundo Deportivo ayer, víspera de su retirada como jugador de balonmano en el Bidasoa

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