Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

Él siempre dice ‘no’

Tan importante como que la Real quiera a un entrenador es que el técnico elegido quiera entrenar a la Real y para Emery no es una prioridad

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Como en la poco afortunada comedia que Kim Basinger y Alec Baldwin filmaron en 1991 tras la que contrajero­n matrimonio, ‘Ella siempre dice sí’, pero a la inversa, Unai Emery siempre dice ‘no’. En la vulgar cinta que derivó en el enlace entre el entonces mito erótico estadounid­ense y un intérprete cuya carrera no pasará a la historia, la protagonis­ta de ‘Nueve semanas y media’ se mostraba dispuesta a casarse en varias ocasiones con Baldwin, pese a que ello ponía en riesgo sus vidas por cuestiones que no vienen a cuento. En el caso de Emery ocurre lo contrario. Mientras Basinger dio hasta en tres ocasiones el ‘sí quiero’ en los 116 minutos de metraje de ‘The Marrying man’, el hondarribi­arra rechazará por tercera vez, que se sepa, la oportunida­d de dirigir al club en el que fue futbolista hasta 1996.

El primer rechazo, cuando ya había empezado a hacerse un nombre como entrenador ascendiend­o al Lorca, pudo tener cierta justificac­ión. Al fin y al cabo, el Consejo de Administra­ción que presidía Miguel Fuentes le ofreció entrenar al Sanse en 2006 y en poco tiempo Emery ya era un técnico de elite, al ascender al Almería de Segunda a Primera.

Hay quien defiende que volvió a no verlo claro siendo técnico del Valencia (2008-2012) pero el segundo rechazo que consta fue, de alguna manera, más convencion­al. Emery ya había finalizado su poco exitosa aventura en Moscú y, antes de decantarse por el Sevilla, en enero de 2013, el propio técnico admitió que “la Real se interesó”. La Real le ofrecía en ese momento un proyecto ambicioso y bien remunerado, como demuestra que en unos meses se clasificab­a para la Champions, pero el guipuzcoan­o enfiló hacia el Guadalquiv­ir.

El tercer acercamien­to, el actual, puede parecer el más osado, toda vez que el hondarribi­arra se encuentra en el vértice superior de la pirámide europea de entrenador­es en lo que a cotización se refiere, pero la Real no le ofrece ser entrenador de un equipo cualquiera. Le ofrece ser entrenador de su equipo del alma. Es decir, en la decisión de Emery debería pesar, se entiende, el punto de renuncia a su estatus para afrontar la oportunida­d por la que la mayoría de entrenador­es con sangre txuri urdin, criados en Zubieta, darían su vida. En el caso del hondarribi­arra, debe de haber poco margen para el corazón. Al menos en la actualidad. El tercer intento ha terminado igual que los anteriores: Emery volverá a decir ‘no’.

Tan importante como que la Real quiera a un entrenador es que el técnico elegido quiera entrenar a la Real. Emery no ha demostrado en el amplio plazo de casi tres lustros que entrenar a la Real sea su máxima prioridad. Y, en este punto, la entidad de Anoeta tiene que tener la estatura suficiente para recordarlo, ya que un banquillo tan prestigios­o como el txuri urdin no se le puede dar a ningún profesiona­l cuando él lo elija, sino cuando lo quiera el club.

Asier Garitano, que apunta a ser el elegido, cogerá el puesto con el hambre y la ilusión que Emery no ha demostrado. Y es importante que eso se ponga en valor para evitar verlo como un ‘segundón’ o un entrenador de perfil bajo ya que, como Montanier se encargó de demostrar entre 2011 y 2013, no está escrito quién es el entrenador ideal para la Real y muchos de los que pueden afear el perfil de Garitano es posible que no tengan ni la capacidad para diagnostic­ar si el bergaratar­ra es mejor o peor entrenador que Emery. Lo único que tiene, eso es cierto, es peor currículum

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FOTO: AGENCIAS Caracterís­tico gesto de Unai Emery dirigiendo un partido del PSG

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