Joaquín Caparrós se despide sacando un 10
Son los puntos que ha logrado (de 12 posibles) el de Utrera en su regreso a un banquillo en el que no seguirá
El Sevilla superó ayer al Alavés gracias a un solitario gol de Ben Yedder en la primera mitad que bastó para que los tres puntos se quedasen en Nervión. Pero el resultado quedó eclipsado por la emotiva despedida de un Joaquín Caparrós que no seguirá en el banquillo sevillista el próximo curso. El de Utrera lo sabía cuando se hizo cargo del equipo con cuatro partidos por disputarse y la tarea de clasificarlo para la Europa League. Le sobró uno, y se marcha habiendo logrado 10 puntos de 12 posibles para que su Sevilla no falte a su cita con las competiciones continentales.
Sevilla y Alavés afrontaban el duelo con los deberes hechos, pero no por ello pecaron de falta de intensidad en un choque con cierto aire épico gracias a la tromba de agua caída sobre el Pizjuán. Desde el pitido inicial, con un Sandro muy activo en ataque, el Sevilla llevó la iniciativa. Y logró el premio del gol en el minuto 28’ gracias a un error del conjunto babazorro en la salida de balón que aprovechó Franco Vázquez para llegar hasta línea de fondo y ceder atrás a un Ben Yedder que solo tuvo que empujarla.
El gol espoleó al Sevilla, que en los últimos minutos de la primera mitad estuvo muy cerca de doblar la ventaja en más de una ocasión, y no lo logró solo por el buen hacer de Fernando Pacheco bajo palos.
Tras la reanudación, el choque cayó en cierto letargo del que se despertó en el 66’ con la ocasión más clara del Alavés por mediación de Demirovic, a quien frustró con atino David Soria.
De ahí hasta el final, volvió a estar mejor el Sevilla, principalmente gracias a la batuta del ‘Mudo’ Vázquez, pero el marcador ya no volvió a moverse.
Entre lágrimas
Tras el pitido final, y a pesar de la lluvia, pocos se movieron de la grada. Comenzó a retumbar en las paredes del Pizjuán el “Caparrós, Caparrós, Caparrós te quiero” mientras el de Utrera, entre lágrimas, aplaudía y gritaba sobre el verde como un hincha más.
Caparrós ha cumplido con creces con su cometido, y ahora da un paso al lado (probablemente acabe como director deportivo). Como Nico Pareja, el capitán, que también se despidió de la afición llorando. Así entienden y viven el fútbol tanto el de Utrera como el argentino, con esa pasión que engancha al aficionado con el amor por unos colores como pegamento