Gipuzkoa recupera a su campeón
El Bera Bera conquista su quinto título de Liga tras derrotar sin fisuras al Prosetecnisa Zuazo en Barakaldo
Zuazo-Super Amara Bera Bera 24-28
El deporte guipuzcoano se despierta con el sabor que más apasiona: ganar una Liga. Esta pequeña provincia presume de nuevo de sus grandes campeonas en la era moderna: el Balonmano Bera Bera. El equipo de Bidebieta no falló. Ganó sin fisuras al Zuazo en Barakaldo y conquistó su quinto título liguero en seis años.
Monste Puche se puede marchar tranquila: el club ha conquistado media docena de títulos con ella en tres temporadas y media. Es un agur por todo lo alto y con todos los honores. Sólo los dueños de la decisión saben si es o no injusta, pero lo cierto es que la entrenadora ha respondido con entereza. Ganando por encima de todo.
El Super Amara Bera Bera guarda en sus vitrinas la liga más dura de cuantas ha ganado. Cuando más se está recrudeciendo la competencia, sudando hasta la jornada final ante la presión de Atlético Guardés y superando el batacazo de haber sucumbido en la final de la Copa. Carácter que se forja en Bidebieta.
Como los alumnos aplicados, el Bera Bera se apresuró a cumplir con sus deberes. Y la primera parte fue guipuzcoana. 10 minutos sin permitir al Zuazo hablar con el gol, un parcial favorable de 0-6 y una ventaja cumbre de siete tantos aventuraban una noche de confeti y derroches. Todo gentileza de una actuación estrechamente afín a los ideales del equipo: máxima concentración en defensa, valentía para volar a la contra y minucioso acierto en la ofensiva estática.
Merche Castellanos agarró el candado para clausurar la portería y las jugadoras hacían daño por dentro, no tanto desde los extremos, cuando correr resultaba imposible. Arderíus, Menéndez, Arrojeria y Adriana Cardoso desde los siete metros castigaban la docilidad vizcaína. Temprano no era puntual a las paradas y el 5:1 defensivo del Zuazo con Ainhoa Hernández en el avanzado no daba réditos.
Puche no se inventó nada en su último servicio: 6:0 para sujetar al Zuazo en la retaguardia, con dos pivotes como Azurmendi y Berasategi cerrando filas interiores. Y en cuanto se pudiera, balón al aire para que las más rápidas imitaran a los leopardos del Serengeti.
Etxeberria coge la batuta
La reanudación fue peligrosa para el Bera Bera por la exclusión de Esther Arrojeria en la jugada final de la primera parte. Entonces fue cuando la tropa de Bidebieta abrió su ataque y se apoyó en las esquinas para salvaguardar la renta. Uxue Ezkurdia y, en gran medida, la internacional Maitane Etxeberria anotaron con lanzamientos de calidad. La lezotarra ya abanderaba a su equipo con la batuta de las elegidas.
La principal amenaza vizcaína era Manrique. Un par de acciones suyas acortaron diferencias, pero el Bera Bera respondía. En una ocasión, gracias a un gol bandera obra de Arrojeria al borde del pasivo.
Hubo que superar una fase trabada hacia el ecuador de la segunda mitad, un entuerto que las campeonas también resolvieron con criterio. Se endureció el partido por momentos y las defensas se sobreponían al talento. Salvo con Silvia Arderíus, tenaz en su enmienda de ayudar a Arrojeria y Etxeberia al mando de las operaciones.
Revoltoso final
A lo sumo se establecían diferencias de cuatro goles porque las locales apretaban más que en los primeros compases. De ahí que el luminoso luciera un inquietante 22-24 a seis minutos para el final. Puche intervino con un tiempo muerto para redactar puntos sobre las íes.
La portera Aallá suplió con acierto a Temprano en el Zuazo y los nervios hacían acto de presencia. Las pérdidas, también. Cardoso templó la noche de penalti. Maitane Etxberria, la joya de la corona, remató el partido. La noche sólo había comenzado. La gloria regresa de nuevo a Bidebieta. Quizá no sea eterna, pero esta hegemonía al Bera Bera no se la quita nadie