Un aurresku con los aitonas
El campeón del Manomanista, Jokin Altuna, es recibido en Amezketa por familiares y amigos que llenaron el frontón para celebrar la txapela
Pasadas las diez de la noche se presentó Jokin Altuna en el pueblo que le vio nacer hace sólo 22 años. Pudiera parecer que era tarde, pero en realidad todo acababa de comenzar. Por delante, una cena en el frontón limítrofe con el Ayuntamiento y toda la celebración posterior, que se alargó hasta la madrugada.
Las personas más allegadas al campeón del Manomanista le recibieron en la plaza principal. Entre ellos sus aitonas, firmes y emocionados en el frontón para abrazar al nieto. La ama, pianista de profesión, no faltó a un acto más sentido que solemne, de los que sale del alma. Los amigos, como suele suceder en estos acontecimientos, se encargaron del alboroto y lanzaron unos cuantos cohetes para que la fiesta además fuera ruidosa.
La lluvia no estropea nada
Pocas tierras como el interior de Gipuzkoa estarán acostumbradas a soportar los chubascos que ayer no aguaron la fiesta, por mucho que fueran abundantes en algún momento del recibimiento. Ni siquiera estropearon el aurresku que los paisanos dedicaron a Jokin Altuna.
Llovía en Amezketa y el campeón se fundía en abrazos con todo aquel que se encontraba a su paso. Es un muchacho de 22 años, su vocación es obrar espectáculos en los frontones pero además estudia magisterio, así que la educación corre por sus venas. Con esa amabilidad devolvió todo el cariño recibido a su gente. Incluidos sus aitonas, orgullosos y despiertos pese a que ya era tarde. Eso era lo de menos