Bennet se apunta el sprint en la coronación en Roma de Froome
El irlandés sorprende al favorito Viviani en la culminación del paseo triunfal del líder de Sky, que ya tiene las tres grandes en su palmarés
Sólo tres ciclistas en la historia del ciclismo han sido capaces de lograr encadenar tres grandes vueltas seguidas y sólo siete han sido capaces de hacer el pleno, y Chris Froome figura, además de en muchas otras clasificaciones, en ambas listas. Tras 21 días apasionantes, agotadores, en una de las ediciones del Giro de Italia más locas que se recuerdan, el ciclista británico ha logrado inscribir su nombre con letras de oro en el precioso trofeo que se llevan a casa los ganadores de la Corsa Rosa, para muchos la ‘grande’ más bella del calendario internacional. Y eso que no lo tuvo nada fácil. Ríos de tinta se escribieron sobre la irregular forma del ciclista nacido en Nairobi, de si ya no era el de antes, de si el positivo por salbutamol en la Vuelta le había pasado factura, pero él, ajeno a estas palabras, se limitó a dar pedales para sellar ayer delante del Coliseo su sexta grande, tras los cuatro Tour (2013, 2015, 2016 y 20017) y el triunfo en la Vuelta de 2017.
Que entrara ayer a casi 18 minutos del ganador de la última etapa del Giro, el irlandés Sam Bennett –en una de las victorias que pasan más desapercibidas, por más que la de ayer fuera la tercera del corredor del Bora en este Giro y en una grande, ganándole la partida al rey del sprint en la Corsa Rosa, Elia Viviani con cuatro–, es lo de menos. Cierto es que la imagen que dieron los profesionales en el cierre del Giro no fue la mejor, después de que lograran que los comisarios neutralizaran la jornada a partir del tercer viraje, de los que diez que había que dar al trazado, sin validez para el ganador, dada la peligrosidad de las calles de Roma, marcadas por un asfalto deslizante e irregular, repleto de tramos de adoquín. Un final que no tendría que enturbiar el gran espectáculo vivido, en la primera vez que un equipo ciclista gana una grande después de que la Unión Ciclista Internacional (UCI) aprobara la norma de que los equipos deberían ser de ocho y no de nueve.
Froome y el Sky, dos en uno
Pero es que Chris Froome cruzó la línea de meta abrazado a siete, no a ocho compañeros, después de que el bielorruso Vasil Kiryienka, uno de sus más fieles escuderos en horas bajas, abandonara hace tres días. Es tan superior el Sky que ha encumbrado a su jefe de filas con el único apoyo de siete compañeros, que además le han catapultado a su vez a ser el rey de la montaña –es el 10º ciclista que logra la dupla título y montaña–, sin olvidarnos que se han llevado también la general por equipos con casi 25 minutos de margen sobre el Astana (2º) y más de 43 sobre el Bora (3). Una barbaridad.
Y lo mejor es que a sus 33 años, cumplidos el día 20 en plena carrera, Froome sigue disfrutando encima de la bici. A la espera de lo que dictamine la justicia, ya ha anunciado su presencia en el Tour de Francia de 2018