Una manera de ser feliz

Siempre he tenido la sensación, en las numerosas veces que me ha tocado entrevistar a Asier Garitano, que era una persona, además de tremendamente accesible -cosa muy rara de ver hoy en día-, muy normal, de la calle. Esta sensación ha ido en aumento en el primer cara a cara mantenido con el nuevo entrenador de la Real. Suele resultar bastante cansino, incluso frustrante, enfrentarte al personaje de turno y que con cada respuesta te intente demostrar que él sabe mucho más de fútbol. A veces con un tono que resulta insultante, como queriendo dejarte en ridículo. Algunos lo consiguen, otros se creen que lo consiguen. Sin miedo a equivocarme, Asier Garitano maneja unos conocimientos en la materia tremendamente superiores a los del arriba firmante, pero en ningún momento de la conversación se pavoneó de ello. Todo lo contrario. Intentaba como quitarse mérito a lo que ha conseguido, que ha sido mucho. Y ahora podría sacar pecho de haber alcanzado su sueño, que no era otro que entrenar a la Real. Pero Garitano no es así. De hecho, dista mucho de serlo. Da la sensación de que su forma de ser, su manera de entender esta profesión no tiene cabida dentro de toda la parafernalia existente en este deporte. Pero siendo así, ha logrado hacerse con un hueco. Ahora le ha llegado la oportunidad de su vida y está dispuesto a aprovecharla, siendo él mismo, sin cambiar ninguno de los hábitos que le han permitido alcanzar su sueño. Quizá si el arranque de Liga no fuera el deseado y las críticas comenzaran a hacer acto de presencia, Garitano podría cambiar. Pero me da la sensación de que ni por esas. Ojalá la suerte, o mejor dicho, los resultados le acompañen. Esa sería la mejor de las noticias