El último gran héroe
Mitxel Loinaz era, quizá, el jugador más querido de la última plantilla que jugó en Atotxa
“Tres meses antes de debutar en Atotxa jugaba en regional en Francia y en aquel momento el campo me pareció ‘la hostia’ porque no había visto nada más grande. Luego vas viajando y te das cuenta de que era pequeño y anticuado”. La frase es de Mitxel Loinaz, probablemente el último gran héroe de Atotxa. El jugador de Andoain no era el mejor del equipo, no terminaba las temporadas con 20 goles en la cuenta, ni siquiera era titular habitual. Pero probablemente era el hombre más querido de la última plantilla de la Real que jugó en el campo de Atotxa.
El delantero dejó el conjunto txuri urdin al mismo tiempo que este abandonó Duque de Mandas. Su último partido fue ante el Logroñés, el día 7 de octubre de 1992. Entró en el campo en el minuto 58 y le dio tiempo de meterle un gol “desde 40 metros” a Julen Lopetegui. Era su especialidad. Entrar en la segunda mitad y marcar. Por eso, “me levantaba para calentar, la gente pedía mi entrada al campo se me ponían los pelos de punta. La gente me quería mucho y me transmitía su cariño”.
El favor del público se lo ganó a pulso durante la temporada 88/89, en la que fue el artífice de la aventura más larga de la historia txuri urdin en la Copa de la UEFA. Marcó en tres de las cuatro eliminatorias que permitieron a la Real avanzar hasta los cuartos de final del torneo continental: “Metí dos goles contra el Dukla en Praga y otro en Atotxa, contra el Sporting no jugué allí, donde ganamos 1-2 y aquí empatamos a cero y contra el Colonia marqué el 1-0 en Atotxa. En la eliminatoria contra el Stuttgart metí mi penalti”. Recuerda Loinaz que “en aquellos partidos de UEFA había un ambiente especial, como en los encuentros ante el Barça, el Madrid o los derbis”. Precisamente de un encuentro ante el Atheltic es del que guarda su mejor recuerdo: “Ganamos 1-0 y marqué el gol. Llevaba veinte segundos en el campo y le metí un gol a Biurrun de cabeza en el primer palo, a centro de Miguel Fuentes. El ambiente en los derbis era espectacular”, recuerda. Dice que todavía se le ponen “los pelos de punta al ver los vídeos de los partidos en Atotxa”.
Rememora que “a nivel de seguridad no cumplía, pero la gente estaba encima y eso nos daba 10 ó 12 puntos por temporada seguro. No es lo mismo sacar un córner en Anoeta o en Atotxa, donde cogías carrerilla y te enganchaban del cuello o te sacaban un paraguas”.
¿El mejor gol de Atotxa?
Los pocos que estuvieron aquella tarde de 1987 en Atotxa aseguran que allí se vio uno de los mejores goles de la historia del campo. Fue en un SanseGandía: “Lo han tenido que reconocer 31 años después, tras la chilena de Cristiano, pero me ha venido muy bien el gol del Portugués porque aquel gol no le tenía grabado. Abrieron Kirolez Kirol con esa chilena en el minuto 90”. El ariete cazó un balón con su pierna izquierda en las nubes y lo puso en la mismísima escuadra. El mejor gol que ha marcado. Fue con el Sanse, poco después de llegar de Francia, donde “entrenaba una vez a la semana”. No era lo habitual “que jugáramos en Atotxa. Jugábamos muchos partidos en Rentería o Michelín, pero aquel fue en Atotxa y tuve la suerte de cazar esa chilena”.
Aquellos eran los inicios de su
“Me levantaba para calentar y la gente pedía mi entrada, me querían mucho”
“Cogías carrerilla para sacar un córner y te podían sacar un paraguas”
trayectoria como txuri urdin. Loinaz llegó a la Real desde Francia y “en sólo unos meses pasé de jugar en la regional francesa a hacerlo en Atotxa, en el equipo de mi tierra, en el que siempre había querido jugar”. Su etapa como realista finalizó en 1993, cuando hizo las maletas rumbo a Villarreal tras no haber sido importante para Toshack en la última campaña en Duque de Mandas