Hacen falta certezas
Son pocas las certezas que el aficionado de la Real se ha llevado a la boca desde que terminó la temporada el 20 de mayo. Más allá de la confirmación de que Garitano será el entrenador, mientras otros clubs como el Athletic ya han presentado hasta a tres refuerzos, el principal motivo para ilusionarse que tiene el seguidor txuri urdin es ver cómo avanzan las obras de un Anoeta que ya presenta un aspecto irreconocible, más similar a esos desoladores escenarios que desgraciadamente nos enseñan los informativos al hablar de las guerras que asolan Oriente Medio. Es evidente que, con más de dos largos meses por delante para que arranque el próximo campeonato y con un Mundial en medio, lo extraño sería que la Real tuviera avanzada las contrataciones que persigue. Máxime cuando el director de fútbol es nuevo. Olabe, que en 2002, cuando construyó su primera plantilla como director deportivo, la que luego sería subcampeona, hizo sus tres únicos fichajes (Karpin, Schürrer y
Boris) en agosto, no es amigo de un gran número de refuerzos y, por tanto, ha iniciado su tarea por modificar todas las estructuras. Algo similar a lo que también hizo en su primera etapa lo que, necesariamente, acarreará que gente que lleva años en la Real tenga que dejar el club. Si acierta o se equivoca sólo el tiempo lo dirá pero tan indudable como que esa revolución que plantea cuenta con el visto bueno del presidente es que urge que se haga lo más rápido posible. En ese apartado también, más si cabe, son necesarias esas certezas que eviten que se especule con el futuro de profesionales que, de mejor o peor manera, habrán intentado ofrecer lo mejor de sí mismos a la Real. Cuanto antes se conozcan oficialmente todas esas decisiones de Olabe, mejor