Europa: un caramelo envenenado
La gloria de medirse a los rivales más potentes contrasta con la exigencia y desgaste que supone
Real Sociedad y Super Amara Bera Bera. Super Amara Bera Bera y Real Sociedad. Ambos equipos estarán la temporada que viene en la máxima competición continental. Las jugadoras del conjunto txuri urdin participarán en la Euroliga, mientras que las de Bidebieta lo harán en la Champions League. Formatos antagónicos con denominadores comunes.
El más importante es la satisfacción que supone competir ante los mejores equipos del continente. Nereba Belzunegi, defensa del equipo femenino de hockey de la Real, define como un “reto” la participación de las guipuzcoanas en la Euroliga. Será la segunda ocasión en que la donostiarra dispute esta competición. Lejos queda la de 2014, de la que guarda un buen sabor de boca, cuando en Bolduque (Holanda) la Real finalizó en cuarta posición. “Queremos superarnos”, admite la joven guipuzcoana, que tendrá que esperar a 2019 para hacer realidad su sueño.
Mucho antes llegará el turno de un Super Amara Bera Bera que iniciará su andadura en Europa en septiembre de este año. Para Esther Arrojeria, central del equipo donostiarra, Europa “es diferente. Juegas a un nivel más alto, te da un punch de competición que no te da la Liga. No tenemos en División Honor Femenina gente tan grande, con tanta envergadura”. Algo semejante le ocurre a una Real que tiene que medirse a “jugadoras que son mucho más altas, nos llamaban las ‘llaveros’”, confiesa Belzunegi entre risas en Miramar.
Arrojeria se sincera y admite que “tenemos ganas de hacer un buen papel. Hace dos años pudimos jugar la Champions, pero hay que ser realistas, nos queda un poco grande. Vamos a jugar la previa y a darlo todo, pero nuestro objetivo es hacer un buen papel en la EHF”.
La prueba de fuego, la previa de la Champions League, llegará del 7 al 9 de septiembre con las semifinales y final en busca del único puesto en juego para la fase de grupos. Casi imposible. Algo parecido se encontrarán las txuri urdin allá por Semana Santa, cuando tenga lugar la Euroliga. “Es un premio”, adelanta Belzunegi, que recuerda que en 2014 “nos tocó contra un equipo con siete medallistas olímpicas. Así no te queda mucho por hacer”.
La cara B
Competir al más alto nivel, disfrutar de la Champions tiene un peaje. El desgaste tanto físico como mental es el que más desespera a las jugadoras. Es aquí donde Arrojeria se explaya. “Dentro de lo malo, viajamos en literas y conseguimos descansar un poco, pero está claro que salimos de Donostia pronto, jugamos y volvemos”, señala en alusión a su ‘modus operandi’ habitual durante el año. Una dinámica que en el medio plazo termina por pasar factura.
Algo más agradable fue la estancia de las txuri urdin en Holanda, favorecidas por un formato eliminatorio que provoca que la competición se decida en apenas cuatro días. Belzunegi aclara que “viajamos en avión”, pero matiza que vivieron dos semanas de infarto en las que se juntó todo. “Jugamos 9 partidos en 11 días”, lo que tuvo consecuencias: “Llegamos a la final de Copa que no podíamos ni movernos”. La defensa txuri urdin sentenció en este sentido apoyando a Arrojeria: “Los desplazamientos se hacen duros. A final de temporada te acaba cansando mucho”, detalla, poniendo de ejemplo la Liga Iberdrola, en la que participa la Real: “Cinco equipos de la Liga son de Barcelona y ha descendido el de Bilbao, por lo que cada vez tenemos desplazamientos más largos. Salir el sábado a mediodía y llegar el domingo por la tarde noche para ir el lunes a trabajar acaba cansando”. Es el peaje de los deportes minoritarios, escenario que no varía por estar en Europa, más bien lo complica.
No queda otra que aprovechar la oportunidad que supone cruzarse con los clubs más potentes del continente para tratar de mejorar en un futuro. Arrojeria resalta de lo visto en otros equipos “la dedicación al deporte al 100%. Aquí tienes que estar trabajando y jugando y eso influye”. Belzunegi destaca “los medios” con los que cuentan. “En Gipuzkoa solo hay un campo de hockey. Entrenamos en medio campo compartiendo con el Atlético o con categorías inferiores”, sostiene. “Vas a Europa y ves clubs con siete campos y la diferencia es abismal. Estamos luchando para que hagan otro campo y ver si podemos crecer. Entrenar en medio campo te limita a la hora de entrenar pases largos, la presión...”, enfatiza la defensa txuri urdin.
Los éxitos han llegado por el trabajo incansable de jugadoras y técnicos. Ahora es momento de luchar por mejorar las condiciones de las deportistas. Mientras, toca competir en Europa
Belzunegi, de la Real de hockey, recuerda que “nos llamaban las ‘llaveros’” en 2014