La lección de vida del ‘jugador milagro’

“Cuando algo malo te pasa, tienes dos opciones: dejar que te destruya o que te fortalezca”. Fiel a esta máxima, Kyle Kuric mantuvo su perfil luchador en el momento más critico de su vida, cuando tuvo que superar las secuelas un tumor cerebral que puso en peligro no sólo su carrera sino también su vida.

Se encontraba jugando en el Herbalife Gran Canaria, su segundo equipo en España, cuando se le diagnosticó un meningioma que precisaba intervención inmediata. La operación tuvo lugar en el Centro Médico Teknon de Barcelona el 5 de noviembre de 2015 y dos días después tuvo que ser intervenido de nuevo para controlar su edema cerebral y la hipertensión que podría ocasionar.

Tras unos días de angustia, el deportista de Evansville fue recuperándose paulatinamente, primero para retomar una vida normal y luego tratando de apurar sus opciones de volver a sentirse jugador. “Había perdido mucha masa muscular y no había precedentes de retorno al basket de élite con ello pero puse toda mi energía en una sola cosa: recuperarme. Fue el partido más importante de mi vida”, recuerda.

El 12 de diciembre Kuric pudo regresar al Gran Canaria Arena para abrazarse con sus compañeros e iniciar un proceso de puesta a punto controlado que transcurrió positivamente. El 10 de marzo volvió a entrenarse y en abril estaba disponible para volver a jugar. En agosto de ese año 2016 renovó por una temporada más con el Gran Canaria y apenas con el inicio de temporada conquistó el título de la Supercopa convirtiéndose en MVP.

Ciertamente, su pronóstico había resultado bien acertado: en aquel episodio ‘nació’ un nuevo Kyle, “mejor y más fuerte” Julián Felipo