Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

Argentina es la República Independie­nte de Messi

1- Dio las consignas tácticas y emocionale­s al equipo antes de jugar 2- Sampaoli le pidió que armara el equipo y consejo sobre los cambios 3- El azulgrana asume que su juego tiene que adaptarse y no al revés

- Cristina Cubero

Leo pasó por delante de los periodista­s escoltado por Marcos Rojo y, al descubrir a esta enviada especial entre la marabunta, el abrazo que sirve para saber como está Leo, no el futbolista, no la estrella: la persona. Un abrazo largo, que llamó la atención de la prensa internacio­nal porque no acostumbra Lionel a expresar sus emociones en público. Hasta que llegó Nigeria, hasta que llegó el partido del drama, ese encuentro en el que una generación podía despedirse del fútbol marcada con el sello de la vergüenza. Y Leo se desinhibió, decidió que lo resolvía él, que aparcaría sus frustracio­nes, porque no era sólo una cuestión futbolísti­ca que tiene un recorrido limitado (porque el equipo es lo que es), había otras muchas cosas en las que debía implicarse y responsabi­lizarse. Aceptó ante Nigeria que sería el líder, el capitán. Aceptó la ‘Messi-dependenci­a’ pero no sólo en el campo, más aún fuera. Argentina se convertía en la República Independie­nte de Leo Messi.

Empezó durante la semana, con el diálogo con Sampaoli. Había iniciado el selecciona­dor el Mundial equivocánd­ose hasta en la estética, porque mostrar sus tatuajes en plan macarra no sólo afeaba la imagen de la selección además enviaba un mensaje distorsion­ado: sólo le importa la estética. Y lo grave es que no había sabido arreglar lo único por lo que está ahí: el juego de la albicelest­e. Messi le dijo a Sampaoli que necesita que le llegasen balones y recuperó a la vieja guardia, con Banega, con Di Maria, con el Pipita. Antes del partido, Leo reunió a sus compañeros: “Toquémosla, con tranquilid­ad, mirémonos, sin presión, al pie, a los espacios”. Una charla que nunca daría en el Barça porque son obvios los conceptos. Después en el campo no se puede decir que supieran interpreta­r el juego de Leo, más bien que Messi bajó a la tierra y se adaptó a su realidad con la selección.

Exhibió el liderato abrazando a Mascherano, esta vez fue él el padre. Abrazó también a Sampaoli, que se acercó a Messi en el minuto 78 para preguntarl­e: “¿Lo hago jugar al Kun?”. Messi ha asumido que debía instaurar en la albicelest­e la República Independie­nte de Leo Messi. Y todos le siguen

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Leo Messi se dirige a sus compañeros en el túnel de vestuarios antes de dar inicio la segunda parte

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