Rojo quiere tatuarse la Copa del Mundo
Faustino Marcos Alberto Rojo tiene espacio para un nuevo tatoo: la Copa del Mundo. Quizá también el minuto en el que metió a Argentina en ‘octavos’ o el “gracias” de Leo cuando se subió a caballito. O los nombre de Banega y Otomendi a los que por la mañana les dijo: “Contra Nigeria marco”. Porque ya lo hizo en el Mundial’2014, con la rodilla, y esta vez tenía que ser con la derecha, la pierna que según su madre “sólo le sirve para apoyarse”.
Además de todos los tatuajes que enseñó al despejarse de su camiseta, Rojo se tatuó un león en la pierna derecha en honor a Estudiantes, Leo Messi celebra con Rojo la Copa Libertadores en su costado derecho y los lemas ‘orgullo y gloria’ en las pantorrilas.
Podría tatuarse el ‘12’, los partidos que ha jugado este año con el Manchester United después de operarse en el 2016 de una rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda, la buena.
Por culpa de sus tatuajes tuvo que admitir que unas fotos de carácter íntimo que se habían filtrado a la prensa eran suyas “pero miren mi peinado, ahora llevo otro corte de pelo”, pero ahí estaba el lobo, el indio, Jesucristo...
Nació en la Plata, un pibe de barrio que hacia 20 kms en bicicleta para entrenar con Estudiantes de la Plata y que tras el partido en el que se convirtió en héroe de toda Argentina comía pizza y bailaba cumbia con sus compañeros como si marcar el gol más importante de su carrera hubiera sido un sueño.
“Estoy feliz que haya sido precisamente Marcos el que hiciese el gol”, decía Messi tras el partido. Nadie en la albiceleste había jugado menos partidos antes del Mundial, 912 minutos que se los debe a José Mourinho aunque él le pidiese más porque arriesgaba el Mundial. Le gusta a Leo que sea el héroe un tipo que le hace reír, sencillo, canchero, que no se hace tatuajes discretos, todo es a lo grande. Los zurdos más zurdos de la albiceleste, Messi y Rojo, consiguieron los goles. Eso se merece otro tatoo