Las reporteras protestan
Por fin llega el momento en que las mujeres se sienten con el derecho a protestar
El miércoles, en el programa ‘El Mundial se juega en Mediaset’ que presenta Nico Abad en Be Mad, conectaban con la periodista María Gómez, que lamentó la situación que tienen que sufrir las reporteras, aguantando a hombres que las quieren besar y manosear. Gómez exigió respeto. Abad le dio la razón y propuso insistir hasta acabar con este problema.
Los primeros responsables de esta situación son los imbéciles que acosan a las periodistas. Pero hay que insistir en los valores que sigue transmitiendo la tele desde hace años respecto a las periodistas. Las cadenas contribuyen a esta distorsión del papel que se asocia a estas mujeres. Han potenciado de manera clamorosa su cosificación y sexualización. En los últimos años, a muchas reporteras se les ha exigido un físico exuberante, gracia y simpatía más allá de su talento. Y eso comunica a la audiencia que son adornos o objetos a merced de los importantes: los hombres. Se sigue fichando a mujeres para ejercer justamente el rol de ‘mujer’ del equipo. Hasta hace poco, el hecho que las reporteras fueran acosadas por aficionados formaba parte de la gracia de la conexión. Y ellas aguantaban. Protestar era defraudar las expectativas generadas. ¡Por fin se sienten con el derecho a protestar! Incluso se fichan reporteras para llamar la atención visual de futbolistas y pilotos. Las cadenas fomentan que ser mujer y no ser buena periodista sea parte del requisito profesional. Hemos visto cástings de ‘leedoras’ de mails, presentadores celebrando las tetas de las azafatas, tertulianas cumpliendo con el estereotipo de ‘mujer sexy’ y varias presentadoras en mesas de informativo que no tenían ni idea de deportes.
Así que, es cierto, los aficionados tienen que entender lo que es el respeto, pero las cadenas tienen que empezar también a respetar a las periodistas como lo que son, profesionales, y no mujeres al servicio del regocijo visual del espectador. Porque los valores que transmiten como cadena también influyen en cómo las perciben y tratan los aficionados. Y así, sin este machismo practicado por las teles, se puede contribuir a acabar con el problema