ARMADA ANTI FROOME
El Tour arranca con una larga etapa, de 201 km, nerviosa, en la primera oportunidad para los sprinters Movistar no se esconde y habla abiertamente de ganar. La pregunta es con qué corredor
Movistar busca ganar el Tour de Francia, el mejor escaparate ciclista, por fin. La formación telefónica ya ha reinado en la Vuelta y en el Giro y quiere hacerlo de una vez por todas en el Tour. Con vistas a alcanzar un sueño amarillo que se les resiste, el equipo español se ha reforzado con un corredor de primer nivel como Mikel Landa, ex escudero de lujo de Chris Froome, que en 2017 se quedó a un sólo segundo del podio de París; mantiene a sus dos pesos pesados, Nairo Quintana y Alejandro Valverde, y confía en las fuerzas y el equilibrio de los otros cinco integrantes, entre los que sobresale Marc Soler, en su segunda grande y primer Tour.
A priori el equipo ha hecho los deberes y ha seleccionado muy bien cada golpe de pedal de sus estrellas, sin cometer los errores del año pasado, como la búsqueda del doblete de Nairo en el Giro y en el Tour.
La hora de Quintana
De los tres líderes, el que no puede fallar es Nairo Quintana. 12º en 2017 tiene que luchar por la gloria de París después de ser 2º en 2013 y 2015 y 3º en 2016. Toda la presión recaerá sobre sus piernas, sabiendo que Landa estará listo para atacar. A su lado, un Alejandro Valverde que se desmarca de la pelea, que acude al Tour para vaciarse en beneficio del equipo a la búsqueda de la victoria.
El colombiano no se esconde. “Llego con sensaciones muy buenas y muy motivado. Hemos trabajado bien para llegar con fuerza, más fresco que otros años y con un equipo fuerte que da tranquilidad”. Landa por su parte cree que el poderío de Movistar no tiene que envidiar a nadie: “Estamos a la par con Sky. Tenemos corredores muy buenos”, y traslada la presión a Quintana: “Es normal que Nairo por el palmarés cuente con la confianza del equipo. Yo trataré de aprovechar la oportunidad”, mientras Valverde se descarta y se muestra ambicioso. “El objetivo es ganar con Movistar, mi oportunidad ya pasó. Venimos a hacer un gran trabajo y a ganar”.
Pero, una cosa es la teoría y otra la práctica, y si no que se lo digan a Valverde tras la desgraciada caída en la contrarreloj inicial de 2017 que lo envió al hospital y minó el plan diseñado por su equipo. En el ciclismo actual los percances, los despistes cuestan mucho de recuperar y su alargada sombra se extiende con más fuerza que nunca en un Tour nervioso, equilibrado y con muchas ‘trampas’ en sus 21 etapas, con una primera semana que genera incertidumbre. Los corredores están avisados, en una carrera que será muy dura, explosiva y que busca poner las cosas difíciles a Froome y su equipo para que el británico siga reinando. La concentración tiene que ser máxima desde el primer kilómetro, con muchos días clave ya marcados en la agenda de los equipos y otros temidos, como el final en el Muro de Bretaña, la etapa con 15 tramos de pavé o el sprint de montaña de sólo 65 km de la etapa 17ª.
La experiencia es un grado, y si alguien está curtido en mil batallas ciclistas éste es Eusebio Unzue. El director de Movistar, como sus pupilos, tiraba de optimismo –“normalmente venimos a ganar, y este año más. La mejoría del equipo es real, y todos llegan en perfectas condiciones”–, pero hacía una llamada a la prudencia al recordar que “el Tour es una máquina de destrozar ilusiones”. Razón no le falta