“No estaría aquí si no creyera que puedo echar una mano”
Garrido, tras más de una década en la élite, regresa a casa para aportar su experiencia al Real Unión
Javi Garrido nació en Irun hace 33 años pero nunca llegó a jugar del Real Unión. Salió del Dunboa para fichar por la Real y de allí dio el salto al Manchester City donde, después de tres temporadas, emprendió un periplo que le llevó al Lazio, al Norwich, a Las Palmas y al AEK Larnaca que dejó en 2017. Ya sin equipo regresó a casa y la temporada pasada comenzó a entrenar con el conjunto unionista que intentó convencerle para fichar en el mercado de invierno, aunque él tenía otros planes: “El Real Unión me abrió las puertas a poder participar y a poder competir con ellos, lo que pasa es que yo pensaba que se podían abrir otros escenarios y le pedí a Eneko un poco de paciencia”, recuerda. “Tuve muy mala fortuna y a mitad de enero me rompí la fascia plantar y me imposibilitó el poder buscar otras alternativas. De todas formas yo siempre he tenido muy claro que todas las facilidades que me ha dado el club se las tenía que devolver y como me siento bien como para poder competir un año o dos más, pongo a disposición del club y del míster la experiencia que he ido acumulando en todos estos años”, explica.
“El tiempo pasa para todo el mundo y a mis 33 años me han dado la oportunidad de disfrutar de eso que tanto quiero que es jugar, competir y desde luego que estoy muy agradecido”, reitera Garrido que asegura estar viviendo “una nueva experiencia, mucho más cercana de lo que estaba acostumbrado a vivir”.
Después de toda una vida en la élite, no le duelen prendas por jugar en Segunda B: “Son niveles diferentes, eso está claro, pero al final es competición y la competición es lo bonito. Cada fin de semana puedes competir independientemente del equipo al que te enfrentes”, apunta. “No soy el único caso. Aquí estuvo el año pasado Mikel Alonso. No soy ni seré el único caso de jugador que haya estado en un nivel diferente y no estaría aquí si no creyera que puedo echar una mano al club”, añade. “El gusanillo del fútbol uno siempre lo tiene dentro y eso es lo que me motiva para poder disfrutar de esta nueva experiencia”.
Lleva desde el 20 de mayo de 2017 sin disputar un partido oficial y sabe que ponerse a punto no será una tarea sencilla: “Sí, es tiempo sin jugar”, afirma. “Yo nunca he estado tanto sin competir y eso es un hándicap, pero voy a dar todo lo que tengo para estar lo antes posible en la mejor forma física y para ello voy a hablar con el preparador físico para ir incrementando poco a poco la carga de trabajo y, a partir de ahí, el míster decidirá”.
A la hora de hablar de las expectativas que está generando este nuevo Real Unión, Garrido opta por la cautela: “Es pronto para saberlo porque hay jugadores de los que no tengo referencia. Creo que el club ha intentado cambiar al equipo dándole más juventud y vamos a ver. Todavía es pronto”.
Su último partido en Gal
Y una curiosidad. ¿Cual fue su último partido en el Stadium Gal? Tras pensárselo unos segundos recuerda que “jugué aquí con la selección de Euskadi Sub 15 . Algún amistoso con la Real creo que llegué a jugar y no sé si lo hice con el Sanse”