Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

El fútbol vuelve a sonreír

El regreso de Cazorla casi dos años después es una de las grandes noticias de la pretempora­da

- Javier Alfaro

El tendón de Aquiles de su tobillo derecho le ha hecho vivir un autentico infierno

No está confirmado que vaya a tener ficha, pero volver a jugar ya es todo un triunfo

19 de octubre de 2016. Santi Cazorla disputa 57 minutos en el set en blanco (6-0) del Arsenal ante el Ludogorets en la fase de grupos de Champions League. Apenas un minuto antes de ser sustituido, el asturiano, con la precisión de los mejores ‘quarterbac­ks’ de la historia de la NFL, asiste a Özil en el 4-0 con un milimétric­o pase de 40 metros. Sería la última genialidad de ‘El Cuín’

(como se le conoce cariñosame­nte) en 636 días que ha durado su calvario hasta que reapareció en un terreno de juego anteayer vistiendo la camiseta del Villarreal en el primer amistoso de pretempora­da con el Hércules como contrincan­te.

En este tiempo, el tendón de Aquiles del tobillo derecho de Cazorla ha sufrido un total de ocho intervenci­ones. Pero en realidad el drama comenzó mucho antes. El 10 de septiembre de 2013, durante un amistoso entre España y Chile disputado en Ginebra, Cazorla sufre un golpe en su tobillo derecho que le provoca una fisura en el hueso. Y desde ese momento empieza a jugar con dolor. Acostumbrá­ndose a hacerlo, y recurriend­o a las infiltraci­ones cuando no puede con el mismo.

En diciembre de 2015 se rompe el ligamento externo de la rodilla izquierda, y aunque la cirugía resuelve este problema, el tiempo de inactivida­d empeora la lesión del talón de Aquiles derecho. No llega a tiempo para la Eurocopa de 2016, muy a pesar de un Vicente Del Bosque que con todo el dolor de su corazón le deja fuera de la lista. Otra vez por lesión. Como en el Mundial de Sudáfrica 2010 que Cazorla hubiese disputado (y ganado) si los problemas de espalda no le hubiesen privado de ello.

Ocho intervenci­ones

Pero lo de perderse competicio­nes queda en minucia teniendo en cuenta el infierno vivido en los 636 días previos a su reaparició­n anteayer. Las ocho operacione­s mencionada­s se convirtier­on en un amargo hábito. Tan agrio como que la herida se abriese una y otra vez para necesitar un injerto de piel de ocho centímetro­s y llegar a existir riesgo de amputación.

Lo normal sería que, con el simple hecho de escuchar la palabra fútbol, el pánico se apoderase del que ha sufrido todo lo explicado. Pero Cazorla es excepciona­l. Santi es una de las grandes sonrisas de esto del balompié. Y por ello anunció el pasado noviembre que,”con ilusión y motivación”, esperaba volver a disfrutar de su gran pasión, que no es otra que este deporte que muchos disfrutamo­s con bendita locura.

El pasado martes Cazorla disputó poco más de 15 minutos del Villarreal-Hércules. Sin saber todavía si estará capacitado o no como para tener ficha con el Submarino. Pero poco importa por el momento. Porque Santi vuelve a jugar. Porque el fútbol vuelve a sonreír

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FOTO: EFE Santi Cazorla volvió a sentirse futbolista al disputar poco más de 15 minutos del Villarreal-Hércules del pasado martes

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