“¡Aquí estamos!”
Se salió el partido de ayer de la tónica habitual de los encuentros de pretemporada. Real y Eibar jugaron con ritmo y energía y nos pudimos divertir con el duelo, algo que no suele estar presupuestado en uno de estos bolos de mediados de julio. Se agradece por tanto lo que pusieron sobre el tapete los dos equipos, que probablemente tenga mucho que ver con la exigencia de dos técnicos que piden a sus futbolistas intensidad cada vez que se ponen la camiseta. El encuentro, más allá de por el intercambio de golpes, resultó interesante por las prestaciones que ofrecieron quienes opositan a ganarse un sitio en el primer equipo de la Real. Sangalli, un jugador distinto a lo que tiene la Real en la medular -ahí puede estar su fuerza para quedarse-, hizo un golazo desde fuera del área.
Merquelanz dejó su sello con un par de jugadas de mérito, Concha marcó su segundo gol en dos amistoso, Capilla el primero, Zaldua confirmó que ha vuelto como un avión con sus constantes subidas y bajadas, Zubiaurre dejó un par de paradas pese al borrón del empate a uno... Los que han llegado desde el Sanse, especialmente los de la generación del 95, lo tienen claro: es ahora o nunca. Y ayer desde el verde de Ipurua enviaron un claro mensaje a Garitano. Le dijeron: “aquí estamos”. Es evidente que la Real necesita al menos un par de refuerzos para afrontar con garantías la próxima temporada. Un lateral zurdo y un extremo parecen innegociables, pero malo sería que al menos dos de estos chavales no encontraran su sitio en la plantilla. Y hallar su lugar no es limitarse a hacer número como le sucedió el año pasado a Bautista. Quedarse debería suponer que Garitano cree de verdad en ellos como alternativas enriquecedoras para su plantilla