El calvario de Natalia Pablos En manos de la AFE
La jugadora, emblema del Rayo Vallecano, está obligada a pagar una cláusula de 250.000 euros por retirarse
La vida de Natalia Pablos ha sufrido estos días un golpe tan cruel como inesperado, que mantiene en vilo a la afición del Rayo Vallecano y que ha encendido a las redes sociales. Para los que no sigan muy de cerca el fútbol femenino, decir que Natalia (32 años) es todo un emblema en la entidad rayista: con 15 años en el club -una primera etapa de 13 años y una segunda que empezó en 2016 tras haber pasado por el Bristol y el Arsenal de la Liga inglesa- y más de 350 goles anotados, esta madrileña es un símbolo para el club, un auténtico referente.
La futbolista ingresó en el Rayo en el año 2000 con 14 años, logrando dos ascensos, tres Ligas, una Copa, tres participaciones en Champions y siendo tres veces la máxima goleadora de la Liga. A mediados de la pasada temporada, decidió que había llegado el momento de decir basta y concluir su etapa como futbolista.
Las razones van desde que ya no se ve capaz de ofrecer su mejor versión hasta que no se divierte en el campo como antes. La voluntad de tomar un nuevo camino lejos del fútbol ha ido cobrando cada vez más fuerza. Natalia es profesora tras haber compaginado el fútbol con la carrera de Magisterio y, si bien no descarta en un futuro seguir vinculada al fútbol, de momento quiere dar un nuevo rumbo a su vida profesional.
Una decición de hace tres meses
La delantera comunicó al club su deseo de colgar las botas al acabar la temporada hace ya tres meses. Anunció su decisión a la entonces coordinadora de la sección femenina, Laura Torvisco, ahora nueva directora del fútbol femenino en la Federación Madrileña. El caso es que la noticia no llegó en su día al presidente, Raúl Martín Presa, quien no acepta el adiós de la jugadora, ya que la considera una pieza básica para el nuevo proyecto femenino.
Por ello, el presidente ha tomado una decisión drástica: se remite a la cláusula de 250.000 euros que debe pagar la futbolista si quiere rescindir su contrato, que concluye en el año 2020. Es decir, si no quiere cumplir las dos temporadas que le restan, debe pagar.
La noticia ha caído como un jarro de agua fría tanto para la jugadora como para sus numerosos seguidores en el Rayo, que se han mostrado indignados con esta decición. La afición quiere despedir a su gran estrella como merece y las muestras de cariño y apoyo han sido constantes.
Por su parte, la delantera se ha puesto en manos de la AFE -Asociación de Futbolistas Españolespara intentar resolver el tema y celebra que su presidente, David Aganzo, se ha volcado en su caso. Fuentes del Rayo señalaban en ‘El País’ que “hay un contrato firmado y nadie le puso una pistola en la cabeza” cuando la jugadora lo aceptó y esperan que se incorpore el próximo 30 de julio al equipo en el inicio de la pretemporada.
Restan nueve días para que el nuevo Rayo empiece a andar y to- do este asunto sigue en el aire. La última reunión entre la jugadora y el club ha tenido lugar esta mis- ma semana, pero no se ha avanza- do ni un paso. El Rayo sigue firme en su discurso: o juegas o pagas