Francesco no lo tenía nada claro
Tiger se abrazó a sus hijos al final: “hasta ahora sólo habían visto sufrimiento”
Francesco Molinari llegó a Carnoustie sabiendo que su récord en el Open no era para tirar cohetes. Pero el golfista de Turín confirmó ayer una impresionante racha de primero, segundo, primero, segundo, primero (1-2-1-2-1) en seis de los últimos cinco torneos que ha disputado.
“Es increíble que esté sentado junto a la Jarra. Mi récord en el Open era terrible, por lo que no era muy optimista de cara a la semana, pero intenté no pensar en ello y centrarme en pegar buenos golpes todos los días”, dijo en una abarrotada sala de prensa.
“Espero que hubiera muchos chicos italianos viéndome por televisión igual que yo vi a Constantino Rocca en el 95 y que esto les inspire como me sucedió a mí entonces”, añadió el Champion Golfer of the Year. “Me gustaría que esta victoria motive a mi hermano Edoardo para volver a competir juntos en la Ryder Cup”, añadió antes de explicar que espera que este triunfo no altere los planes de vacaciones que tenía esta semana con su familia.
Tiger, emocionado
El que también brilló pero no tuvo la recompensa del trofeo (sigue sin ganar un ‘major’ viniendo desde atrás) fue Tiger Woods, quien saboreó liderar un domingo de ‘major’ desde el Masters de Augusta de 2011. Tiger estuvo metido en la pelea hasta el final. Finalmente, acabó sexto empatado. Es su mejor resultado en un Grand Slam desde el Open de 2013 en Muirfield, donde acabó también sexto.
La sexta plaza en Carnoustie permite a Woods regresar al top 50 del mundo 1.275 días después. La última vez que estuvo dentro fue el 25 de enero de 2015. “Esta última jornada ha sido una maravilla. Escuece un poco no haber podido ganar, pero de donde estaba hace unos meses a donde estoy ahora mismo es casi como una bendición. Estoy emocionando por el abrazo que me he dado con mis hijos al acabar. Hasta ahora ellos sólo había podido ver sufrimiento”, aseguró tras entregar la tarjeta