Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

Mikel Landa prioriza la salud sobre los goles

TERCERA El delantero del Lagun Onak decide retirarse a los 25 años por achaques en la espalda

- Germán Melero Donostia

Por mucho que el lado más amargo del fútbol sea lesionarse, a Mikel Landa no le borra nadie la satisfacci­ón que le ha supuesto defender durante tres temporadas la camiseta del equipo de su pueblo. El azpeitiarr­a abandona los terrenos de juego regionales y asimismo el Lagun Onak. Lo hace a los 25 años. Unos molestos achaques en la cadera y la espalda le impiden seguir marcando goles.

“Hace año y medio”, tal y como relata el propio Landa para MD, que la zona dorsal del cuerpo le maniata a tirones. “La última temporada ha sido dura” porque “la mitad me la he pasado sin jugar”. El origen de los males estriba en una hernia. Llegó la hora de ser cauteloso. “La lesión no me afecta más allá de la cadera”, pero “hay riesgo de que baje a las piernas y si toca algún nervio se puede agravar”. O sea que “decidí dejarlo”, aunque “con mucha pena”.

“La salud es lo primero”. La frase es socorrida pero está rodeada de inteligenc­ia. A Mikel Landa no se le han caído los anillos. Y eso que “me picó el gusanillo en verano”, cuando “tocaba volver a la pretempora­da” para organizar los automatism­os del nuevo curso. El guipuzcoan­o lo verá desde la grada de Garmendipe, “animando a mi amigos del Lagun”. Desde ahora, el dorsal 7 de la tradiciona­l elástica azpeitiarr­a está vacante.

“No me echarán de menos”

Mikel Landa se hace a un lado del fútbol sin haber degustado la purpurina de sus categorías referencia­les. No le quita el sueño. En un prodigio de honestidad, apunta Landa que “nunca he tenido la esperanza ni la ambición de llegar lejos”. Cómodo en una fila secundaria del balompie, “juego por diversión”, admite, matizando que también se ataba el cordón de las botas “por ganar, soy un competidor”.

Como si fuera el patio del recreo, “yo nunca me hubiera movido del Lagun”, confiesa con sinceridad aplastante. Para llegar a jugar en Tercera, la retrospect­iva de Landa se ha alejado de los cánones: “Empecé a jugar en el último año del juvenil”, desvela. En concreto, en el Ikasberri, algo así como el filial del Lagun Onak.

La eclosión fue más fugaz que su nacimiento para el fútbol. De golpe y porrazo casi estaba en el equipo nodriza del conjunto guipuzcoan­o. En tres temporadas ha marcado 18 goles. Como buen delantero centro, con el olfato fértil. Exactament­e como rezaba el comunicado con que le despidió el club, además de ‘caracoles’ ha aportado “un montón de vivencias y una barbaridad de sudor”.

Mikel Landa se define como un nueve de la escuela añeja, “rematador, de disparo rápido y fuerte”. Un experto definidor dentro del área, sin florituras, como su discurso: “No me echarán de menos”, tiene claro.

El Lagun Onak busca desde el primer entrenamie­nto de pretempora­da el método de cómo vivir sin los goles de Mikel Landa. Pese a que diga lo contrario, la misión no será sencilla, no sólo en el aspecto realizador, también en el humano. El joven azpeitiarr­a confía en los suyos mientras se detiene en su estación término: “Este Lagun tiene mucho vuelo”

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FOTO: LUIS MARI UNCITI Mikel Landa celebra un gol que le marcó con el Lagun Onak al Bermeo El delantero de Azpeitia cuelga las botas

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