LEGENDARIA
Carolina Marín arrasa en la final del Mundial y se convierte en la primera mujer con tres oros universales La india Sindhu, a la que ya venció en la final de los Juegos de Río’16, se inclinó por un claro 21-19 y 21-10
Era lo que perseguía, y no se le iba a escapar. Carolina Marín siguió con la mirada el volante del último punto. Su rival, la india Pursala Sindhu, buscó un globo al fondo de la pista. No entró, cómo iba a hacerlo después del recital de la onubense en una final para enmarcar. 21-19 y 21-10. Solo 46 minutos después de comenzar la final, Caro vio el volante fuera, se puso de rodillas y comenzó a llorar. Lágrimas de felicidad y de orgullo. El bádminton le reservaba un capítulo en su historia. Desde hace tiempo, por ser la primera no asiática que desafiaba al poder establecido en este deporte. Desde ahora, desde el Mundial de Nanjing, por ser la única mujer que atesora tres coronas mundiales.
El tercer oro supone recuperar el cetro que perdió en 2017 y recuperar también la triple corona. Marín es la vigente campeona olímpica, mundial y europea después de una exhibición en la que alternó agresividad, constancia, concentración y fe en un plan de juego que la llevó al triunfo no solo en esta final, sino en las rondas anteriores. Ante Sindhu repitió la final olímpica de Río y con el mismo signo, incluso con menos problemas que en los Juegos, donde la india, actual número 3 del ranking mundial, sí robó un set a la campeona española. No pudo hacerlo esta vez.
Tuvo su opción Sindhu en una primera manga muy apretada, que llegó a ganar la asiática por cinco puntos (9-14), antes de que ‘Caro’ reventase a su rival con un parcial de 7-1 para recuperar la ventaja que tuvo al inicio de la primera manga (1615). Y desde allí, pese a la insistencia de su adversria por buscarle la derecha y los golpes al cuerpo, supo mantener el volante bajo para contener el juego de ataque de su dinámica adversaria, dos años más joven que la onubense. Y, como ante He Bing Jiao en semifinales, volvió a jugar mejor los puntos decisivos, pasando de un 18-18 al set ganado (21-18) cuando más quemaba el volante.
Segundo set para enmarcar
Ese set enterró a Sindhu, que ya lo vio todo cuesta arriba, y despertó a la mejor Carolina, que fue un vendaval en el segundo parcial. Aún más rápida que en el primer set, aún más agresiva, apenas cometió errores no forzados y provocó toneladas de ellos en su rival, que vio como la española ponía la directa (5-0 y 11-2). Era un festival de remates, clears y juego de fondo y red en el que casi todos los puntos caían del lado de la española. Tal era la ventaja (17-4) que incluso pareció tener demasiada prisa por terminar el trabajo, lo que provocó cierta recuperación de la jugadora india. Un espejismo, porque Marín remató su victoria al primer match ball (2110).
“Este oro es muy especial”, dijo después la campeona mundial, “después de pasar un tiempo complicado”, dijo en referencia a su bajón de resultados el pasado año. “Gracias a todo mi equipo por hacerme creer que podía volver a ganar. Ha sido una semana increíble aquí en China, en frente de todo el imperio asiático”.
Había comenzado el torneo como séptima cabeza de serie, porque este año, salvo en el Europeo que jugaba en casa, en su Huelva natal, sin rivales asiáticas, casi siempre quedó algún cabo suelto. Pero formaba parte de un plan. Del plan que debía unir todas las piezas, mentales, de estrategia y estilo de juego, en el momento adecuado, en el Mundial. Y salió bien. Llegó a Nanjing con el mejor físico de su carrera, un juego renovado para no ser tan predecible para sus rivales, y nuevas armas para plantear cada partido. La reina del bádminton ha vuelto