La basura de Bielsa
Es muy difícil no apreciar a Zurutuza porque es un tipo alegre y espontáneo, sincero siempre en sus intervenciones. Genera un gran ambiente en el vestuario por su eterno buen humor y ayuda a los jóvenes, haciéndoles partícipes de sus bromas. Pero, como en el terreno de juego, a veces es impredecible ante los micrófonos. En ocasiones le pueden esa naturalidad y esa sinceridad, aparte de cierta ‘empanada’ que le hace ser ajeno a realidades más o menos cercanas. El canterano manifestó ayer que se sentía cansado, pero más que por las pesadas cargas físicas que les está imprimiendo
Garitano, por la cantidad de tiempo que están pasando estos días en Zubieta, donde desayunan, van al gimnasio, entrenan, comen, duermen la siesta y vuelven a entrenar. En estas jornadas de doble sesión, como la de ayer, los jugadores pueden llegar a estar 12 horas en Zubieta, desde las ocho de la mañana hasta las ocho de la tarde. Pero para desayunar, jugar al fútbol, descansar y volver al jugar al fútbol. Cualquier ‘currela’ de casi cualquier otra actividad dejaría boquiabierto a Zurutuza y a los futbolistas profesionales algunos viven en otra galaxia-relatando paso a paso una de sus jornadas laborales y añadiendo lo que le ingresan cada mes por ello.
Marcelo Bielsa ordenó a sus jugadores del Leeds recoger basura durante tres horas para que se dieran cuenta de lo que le cuesta al aficionado medio ganar lo correspondiente al precio de una entrada. Más de uno bajó a la tierra. En estos tiempos de ‘coaches’, analistas y terapias acuáticas, no sería mala lección así. Sí, los jugadores están echando muchas horas en Zubieta, otros años además están en algún páramo holandés, pero deberían bendecirlas y dar las gracias cada día. Y no quejarse