Kaixo Anoeta!
El 13 de agosto se cumplirá un cuarto de siglo de la inauguración de un estadio que por fin será un campo
Habrán hecho falta 25 años y una inversión global que superará, en total, los 100 millones de euros pero el próximo 15 de septiembre, cuando la Real se enfrente al Barcelona, lo hará por fin en un campo sin pistas de atletismo, el viejo anhelo de todos los seguidores txuri urdin desde el mismo día en que se mudaron de Atotxa a Anoeta hace ya un cuarto de siglo. El próximo lunes, 13 de agosto, se cumplirán 25 años de la inauguración del coliseo amaratarra que, más de dos décadas después, verá como su fisonomía se mimetiza con su alma, con lo que siempre quiso ser: un recinto en el que sentir el calor de su gente sin el inservible obstáculo de las pistas de atletismo.
Después de 80 años en Atotxa, la Real se mudó a Anoeta en verano de 1993, tras 943 días de obras, es decir, dos años y medio largos desde que se decidiera acometer una instalación cuyo coste se situó en torno a los 47 millones de euros.
El proyecto fue financiado por el Ayuntamiento de Donostia (17 millones), el Gobierno Vasco (12,7), la Diputación de Gipuzkoa (10,6), el Comité Superior de Deportes (3,6) y la Real, que ‘únicamente’ puso algo más de 3 millones, en concepto de alquiler del estadio por 40 años. El hecho de que el club txuri urdin aportara una cantidad testimonial le dejó una posición de evidente inferioridad, lo que le obligó a ‘tragar’ con las pistas de atletismo, una imposición de las instituciones para que en Euskadi hubiera una instalación que pudiera albergar pruebas atléticas. Un Europeo junior, un Mundial de veteranos y tres Campeonatos de España son algunas de las escasas pruebas de relumbrón que se han disputado en Anoeta en estos 25 años. Una pírrica actividad que en absoluto justifica que obligaran a la Real a a convivir con el tartán 25 años. Un cuarto de siglo después, el club desembolsará no menos de 36 millones para sufragar una remodelación que costará más de 50.
La fiesta del Kaixo Anoeta
Será un volver a empezar para una instalación que abrió sus puertas una calurosa tarde de verano con una fiesta denominada ‘Kaixo Anoeta’ en la que 50 niños, de entre 6 y 12 años, trasladaron, dándose relevos desde Atotxa a Anoeta, un trozo de césped del viejo campo para que el nuevo conservara su espíritu. El hijo del malogrado Javier Sagarzazu fue el último relevista antes de que el capellán Arana bendijera el nuevo templo de la Real. El balón con el que se jugó el partido llegó desde el cielo, en parapente, y tras el encuentro, un concierto de Luz Casal, la Orquesta Mondragón y Oskorri dio paso a un espectáculo final de luz y sonido con el que se abrió una época de un cuarto de siglo en la que la Real ha logrado jugar dos veces la Champions League y ha sido una vez subcampeona de Liga.
El sueño de todos sus seguidores es que a partir de esta temporada, ya sin pistas, las mejores páginas de la historia de Anoeta estén por escribir
La Real pagó 3 de los 47 millones de la obra y quedó en posición de inferioridad
El club tuvo que ‘tragar’ con 25 años de pistas que han sido inservibles
A la conclusión de la actual remodelación se habrán invertido 100 ‘kilos’ en Anoeta