Gracias por ser Marc Márquez
Siempre resultan muy incómodos e incomprensibles los pitidos y abucheos contra Marc Márquez porque cualquier apasionado de las dos ruedas debe darle las gracias a Marc Márquez por ser Marc Márquez. Porque es un piloto que jamás se rinde, que siempre lo prueba. Se divierte tanto sobre una moto que cuando se enfrenta a un cuerpo a cuerpo no se arruga jamás y los rivales lo saben y le temen. Es el líder del Mundial de MotoGP, cuatro títulos en sus cinco años en la categoría reina, y sigue encarando los finales de carrera como si no tuviera nada a perder. Eso es lo que le hace único y distinto a cualquier otro gran campeón.
Por segundo año consecutivo tropezó con la misma piedra en el final de carrera, una Ducati y ese Red Bull Ring que premia la aceleración en marchas altas, pero técnicamente ya ha quedado en el olvido aquel primer año en que entró a 11”813 del vencedor Iannone con la Honda. Lleva dos años disputando de tú a tú con las Ducati hasta la última vuelta gracias al paso adelante técnico. Y las dos veces ha ‘caído’ por auténticas jugadas de sangre fría e inteligencia de sus rivales, en la curva 10 de Dovizioso el pasado año y en la curva 3 este año de Lorenzo que improvisó un movimiento que lo pilló por sorpresa. Pero aunque sus medios aún sean inferiores a los de sus rivales, un gran olé por Marc
Líder, sigue encarando los finales de carrera como si no tuviera nada que perder