La importancia de una idea
La Real no fue brillante, sí sólida, no se cayó del partido en ningún momento y encontró sus bazas para ganar
No es difícil pronosticar que, en la Liga que se ha inaugurado este fin de semana, pocos equipos ganarán en el campo del Villarreal. Para la Real, en concreto, era algo así como una hazaña imposible, no en vano no se imponía en El Madrigal desde hace más de una década (2006). Detrás del alegrón que los de Asier Garitano entregaron a su incondicional afición en el estreno se esconde la importancia de jugar con una idea, sea cual sea. El fútbol admite todo tipo de propuestas, lo que no resiste un asalto es que un equipo sea fruto de la improvisación. Después de un trabajo estajanovista en verano, a la Real costaba adivinarle el libreto que utilizaría en el estreno. La puesta en escena no pudo ser más eficaz. Es posible que no fuera un equipo brillante, pero sí un equipo robusto y, sobre todo, con una idea. La que le llevó a la victoria.
Es difícil ver con gesto de preocupación a Asier Garitano. Sigue concentrado el partido y no se desmorona aunque a las primeras de cambio su defensa conceda demasiados metros a uno de los mejores delanteros de la Liga y Gerard les castigue con un gol. Un partido dura 90 minutos y el técnico de Bergara cree en su capacidad para influir en tanto tiempo.
Al fin y al cabo, la entrada en el
partido de la Real fue mucho mejor que la de su adversario y, pese a encajar el gol, el equipo no se cayó en ningún momento. No se desmoronó como la pasada temporada en ese mismo escenario cuando Eusebio improvisó un sainete que ridiculizó a la Real con una penosa goleada. No tenía una idea, como ayer. El equipo pudo no ser una delicatessen, pero fue sólido, con jugadores de una pieza que en cada sector del campo supieron qué hacer. Les salió a la perfección.
El plan de jugar con Illarra, Zubeldia, Merino y Pardo pareció claro: cerrar el peligrosísimo juego interior del Villarreal e intentar llegar con dos laterales muy largos, en especial Theo, por fuera. Con balón, Illarra aprovechaba la posición muy adelantada de Zaldua para iniciar casi como tercer central, volcado a la derecha. La maniobra se repitió por sistema. Nulo espacio para la improvisación. A lo largo de la temporada habrá derrotas, seguro, pero no parece excesivamente atrevido asegurar que cada movimiento que veamos ejecutar al equipo sobre el campo estará previsto y trabajado de antemano.
Incluso cuando la Real pasó a jugar con tres centrales en la recta final, a Garitano le avaló el hecho de haberlo probado en verano. Pocos pensarían que el técnico era presa de un ataque de pánico. El desarrollo del partido le dio la razón. Sus tres cambios influyeron en el encuentro. Zurutuza le dio mucho más empaque y capacidad de estirarse a la Real. Juanmi, en el más puro estilo Juanmi, definió el encuentro. Y Aritz apuntaló la victoria con la defensa de cinco. Garitano, que aseguró que el equipo llegaba bien a la competición, durmió tranquilo
Pocos ganarán en Villarreal, para la Real era una hazaña: no lo hacía desde 2006