Construir ganando

Pocas dudas pueden existir respecto a que la Real es todavía un equipo en construcción, estado, de todas maneras, que cabría aplicarle a todos los equipos de la competición. Al propio hecho de afrontar una nueva era en la que han llegado un director deportivo y un entrenador nuevos, un método a estrenar y un sinfín de variantes en la forma de trabajar en el día a día, se le une que el club todavía no renuncia a completar la plantilla con un último refuerzo y que algunas de las que debieran ser piezas estratégicas del mismo, como Januzaj o Raúl Navas, aún no están disponibles. Dicho lo cual, pocas dudas puede haber respecto a que, ya no queda más remedio que construir compitiendo, se construye con mucho mejor ánimo y mayor determinación cuando se ganan los partidos. Me resisto a caer en esa espiral negativa que no pocas veces acompaña a este club, tendente a menoscabar muchas de las cosas buenas que pueda hacer el equipo. Para ganar en Villarreal es necesario hacer bastantes cosas bien más allá de aprovechar dos errores del rival, como hay quien (no pocos) ha querido esgrimir como única explicación al triunfo de la Real en El Madrigal. Por ejemplo, tener un delantero como la copa de un pino que sepa pegarle al balón como en el 1-1. O meterle un pase enorme a Juanmi en el 1-2 que Álvaro despejó mal para que el andaluz embocara, con una gran decisión y un mejor golpeo después de que Oyarzabal se jugara la pierna en la disputa. En medio hubo convicción en poder ganar, dirección de partido desde el banquillo, variantes de sistema y el acierto necesario, claro, para ganar en un campo donde la Real acumulaba cinco derrotas en sus últimas ocho visitas, algunas con sonoras goleadas