Duele Agirretxe

Hay camisetas en los equipos de fútbol que son algo más que un trozo de tela. Dorsales que representan mucho más que una simple cifra. Todos los aficionados podrían hacer, a botepronto, una lista representativa de los jugadores que defendieron el ‘10’ de su equipo del corazón. Zamora, De Pedro, Xabi Prieto, ahora Oyarzabal, son sólo algunos de los nombres ilustres que la portaron en la Real. Y luego está el ‘9’, palabras mayores, ya que, al fin y al cabo, sobre esa espalda se han depositado históricamente las esperanzas goleadoras, y por tanto los éxitos, de cada temporada. Un equipo sin ‘9’ es como un bar sin cerveza, como unas vacaciones sin paella o como París sin la Torre Eiffel. En diciembre se cumplirán tres años desde que la Real no tiene a su ‘9’ y es inevitable sentir una sensación de vacío, mezclada con la de terrible impotencia, al ver la crueldad con la que golpea el paso del tiempo al portador de la misma, Imanol Agirretxe. Pasa el tiempo, llegan otros jugadores, incluso se logran éxitos, pero cada día se echa de menos el vuelo sin motor del usurbildarra. Su finura técnica en cada control, su impecable juego de espaldas o su magistral capacidad para dirigir cada remate de cabeza. Lo que pudo haber sido y no fue. A los seguidores de la Real les han arrebatado su Van Basten ala guipuzcoana cuando más les hacía disfrutar y, aunque nunca pierden la esperanza de volver a ver a ese delantero de alta escuela, de inédita producción en Zubieta, cada día es más difícil que ese reencuentro se produzca al más alto nivel. Y duele. Agirretxe nunca se rinde pero cae. Una y otra vez. La última, anteayer, provocando cada paso atrás esa nostalgia de todo el disfrute vivido con el usurbildarra, sin perder la esperanza de algún día volverlo a vivir. Animo!